MALVINAS
"Corazón y garra": el recuerdo de un excombatiente sobre una guerra marcada por la intuición
Carlos Calmels, veterano de Malvinas, recuerda la guerra en su 39° aniversario.El 7 de abril de 1982, Carlos Calmels, un joven de 19 años oriundo de La Pampa, egresó de la Escuela de Suboficiales “General Lemos” en Buenos Aires, tras cursar la carrera de enfermería. Luego de un par de semanas en Curuzú Cuatiá, Corrientes, fue enviado al sur, donde lo esperaba la guerra de Malvinas. Carlos, lejos de su familia y en medio de una prueba que no estaba prevista en sus primeros años como estudiante, se calzó al hombro la bandera argentina y formó parte de uno de los episodios más trágicos del país.
A 39 años de la guerra del Malvinas, y minutos antes de correr una carrera homenaje en bicicleta en la Provincia de Córdoba, Calmels recuerda sus días de guardia en Puerto Argentino, a pocos kilómetros del frente de batalla contra Gran Bretaña. “Llegué el 25 de abril y, en esa fecha, seguían bajando comida y vehículos de los aviones”, narra el veterano.
Décadas más tarde y con una mirada retrospectiva sobre una experiencia intensa e inolvidable, el hombre de 58 años reflexiona sobre la organización y la coordinación de las distintas fuerzas argentinas: “Entre las Fuerzas, había ganas de ver quién era más héroe”. Los egos de la clase dirigente, que atropellaron los intereses de un país durante años, también tuvieron consecuencias internas dentro de Malvinas.
Hablar de la diferencia de recursos entre ambos países ya no es sorprendente. Calmels rememora con orgullo los días en que los soldados argentinos usaban grasa de ovejas para lubricar las armas y evitar que se oxidaran o dañaran con la aguanieve que cubría las islas. Esa pasión y patriotismo, visto y vivido por el veterano en carne propia, llegó a sorprender hasta al propio enemigo cuando el fuego cesó.
Cuando los ingleses nos vieron el Camberra, se querían morir. No podían creer que esos pibitos les hubiesen hecho fuerza solo con corazón y garra.
“Intuición”: con esa palabra define Calmels el accionar del Ejército argentino, en días donde la preparación y el entrenamiento quedó a la deriva de una potencia que avanzaba a paso firme. “Hubo sobradas muestras de chicos que dieron hasta lo que no tenían por nuestra tierra”, sostiene con emoción el argentino al recordar a sus compañeros.
Cumpleaños en Malvinas
El 31 de mayo, en el auge del conflicto, Carlos cumplió 20 años. Lejos de su casa, recubierto de heroísmo en el medio del Atlántico Sur, aquel joven pampeano logró sentir el calor de sus abuelos y sus hermanos, quienes lo criaron en su infancia, por apenas tres minutos: “Se podía hablar por teléfono por secciones, así que en mi cumpleaños pude hablar con mi familia”.
Ese cariño comunicado con escasa tecnología se materializó al finalizar la guerra, cuando el joven volvió a casa. Su familia, justamente, fue el bastión que lo impulsó a salir adelante y vencer a los fantasmas de Malvinas o, al menos, aprender a convivir con ellos. “Mi familia fue la contención total, pero muchos compañeros que se suicidaron no tenían ese privilegio”, agrega Calmels, un héroe al que hoy se le infla el pecho por 39° año consecutivo.