CIUDAD DE BUENOS AIRES
Indignación en la Ciudad: los boliches rompen los protocolos en medio de la segunda ola de contagios
La normativa limita la capacidad de los establecimientos al 30%.
A medida que los casos por coronavirus aumentan, los boliches en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) infringen las restricciones sanitarias y rompen los protocolos establecidos para la reapertura de su actividad.
La normativa establecida por la Ciudad postula que debe limitarse a un 30% la capacidad del lugar, además de que las personas deben mantener una distancia de al menos dos metros entre cada una y utilizar constantemente el barbijo.
Sin embargo, con la apertura de varios boliches del territorio porteño, estas medidas no llegarían a cumplirse, puesto que varios videos circularon en las redes sociales que reflejan el colapso los lugares bailables de CABA.
De esta manera, algunos boliches famosos de la Ciudad, como Kenya, Gas Monkey y Niceto, entre otros establecimientos de la zona, no solo no cumplieron con el límite en la capacidad, sino que también infringieron la obligatoriedad del uso de mascarillas.
Por esto mismo, y debido al gran aumento en el número de contagiados, el Gobierno porteño se debate ahora entre restringir la circulación nocturna o fortalecer aún más los controles.
De igual forma, el problema no serían solamente los boliches de la Ciudad, ya que durante el fin de semana se registraron varias fiestas clandestinas en algunos barrios de CABA, que tuvieron que ser disipadas por las fuerzas policiales.
El “protocolo juego de la silla”
En varias regiones de la Provincia de Córdoba, como es el caso de la ciudad de Carlos Paz, los boliches no respetaron las normativas vigentes que permitían la reapertura de su actividad, mientras que otros distritos pusieron en marcha una estrategia un tanto peculiar.
Algunos ciudadanos del distrito cordobés denunciaron que varios bares habilitaron a sus clientes bailar en los locales, lo que generó que no se cumplan las reglas básicas para combatir la pandemia.
En otras regiones de la provincia, los boliches y locales que infringían las reglamentaciones pusieron en marcha una insólita estrategia para evadir los controles y una posible clausura, al implementar su propia normativa. De esta manera, implementaban “el protocolo juego de la silla”, el cual consiste en, que cuando la música disminuya su volumen, los clientes deben sentarse en la mesa más cercana y actuar como si las medidas preventivas se cumplieran.
