El impacto del nuevo sistema de importaciones en las pymes

De acuerdo a un despachante de aduanas, licenciado en Comercio Exterior y director de Free Customs, los empresarios y sobre todo los de pequeñas y medianas empresa (pymes), esperaban mayor previsibilidad con el cambio del sistema de importaciones.

Sin embargo, aún se está lejos de esa anhelada previsibilidad para las pymes y empresas que importen en general, debido a que el porcentaje de aprobación del nuevo sistema denominado Sistemas de Importaciones de la República Argentina (SIRA), ronda el 15%.

El 30% de los SIRA fue denegado y el resto (55%) permanece sin estado, es decir, no están aprobadas ni rechazadas. Es por esto que el acceso al Mercado Único Libre de Cambio (MULC) se complicó y mucho más para las pymes argentinas que requieran de algún insumo o pieza para seguir funcionando como es el caso de la industria automotriz o la alimenticia.

Además, la llamada Cuenta Única de Comercio Exterior, que se creó en la resolución que implementó el nuevo sistema de importaciones, aún no funciona, lo que genera el detenimiento de la industria en general.

Los pocos SIRA que se aprobaron poseen fechas de acceso al MULC de 30/06/2023, lo que corresponde a 254 días desde el despacho a plaza de la mercadería. A la cantidad de días mencionada hay que agregarle el tránsito marítimo (50/60 días) y cerca de 30 días más de producción.

Para una pyme, es muy complicado, en estas circunstancias, convencer a su proveedor de recibir el pago aproximadamente un año después del envío de la mercadería, además con lo volátil que resulta para el mercado un país con cerca de 2600 puntos de riesgo.

Los precios que manejan las pymes

Desde que se cierra un precio para importar, hasta que el insumo llega a la empresa y luego al consumidor, los precios se modifican, lo que genera una situación de estrés constante sobre todo para las pymes que necesitan ayuda en el financiamiento para continuar creciendo.

El director de Free Customs explica que la actividad económica en el país está lejos de ser desastrosa, sin embargo, el problema recae en el cuello de botella que se genera cuando una empresa que requiere importar decide dar un salto de calidad para producir, generar y ganar más.