ENTREVISTA MINUTO ARGENTINA

“Queda un mundo por cambiar”: Alba Rueda, la activista trans que abre puertas en el ámbito público

La revista Time la reconoció como una de las 100 líderes emergentes del futuro. En entrevista nos contó qué significa esta mención.
martes, 8 de noviembre de 2022 · 13:43

Alba Rueda es una activista trans y funcionaria pública argentina que, a lo largo de su vida, se ha preocupado y ocupado de defender los derechos de la comunidad LGBTIQ+. Carismática, generosa y amable, confiesa, en entrevista para Minuto Argentina, que le es difícil hablar de sí misma; sin embargo, tiene claro que el activismo marcó un antes y un después en su historia de vida.

Gracias a la militancia, la cual comenzó desde muy joven, ha logrado resignificarse a sí misma, pues, como persona trans, Alba Rueda vivió en carne propia lo que era la discriminación, la violencia, no tener acceso a un empleo; por eso, se define, antes que nada, como una activista.

Antes de dedicarse a la militancia, consideraba que todo lo que le pasaba, tanto en su vida personal como profesional, era su responsabilidad y por ser trans y, tras incursionar en el activismo, Alba Rueda se dio cuenta de que había más personas como ella que vivían situaciones similares.

Ha luchado junto a otras grandes referentes de la comunidad trans.

“Me reconocí tanto en entender que la discriminación era el predicado común que teníamos las personas travestis y trans en nuestro país, por lo que empezar a militar para mí fue asumir una agenda política, luchar por los derechos de todas, pero también, subjetivamente, me llevó como a comprender y a salir de un lugar que yo habitaba, que era pensar que yo era responsable por las cosas que me pasaban”.

Aunque nació en Salta, desde muy pequeña se instaló en la Ciudad de Buenos Aires con toda su familia. Luego, cuando termina la secundaria, a los 17 años decide irse de su casa y comienza a estudiar la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires, donde también fue víctima de violencia y discriminación. 

Como incursionó en el activismo desde muy joven, eso le ayudó a comprender que el Estado tenía la responsabilidad de promover un cambio cultural en pro del respeto de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y, con ello, de brindar oportunidades de acceso a por ejemplo: la educación, la salud y el empleo para esta población, pero sobre todo, para respetar la identidad de género.

“No era que yo buscaba mal empleo, era que, en general, las personas trans no teníamos empleo”; de esta manera, Alba confiesa en diálogo para este diario, que cuando comenzó en el activismo comprendió que esas oportunidades que le negaron a ella, también se le negaban al resto de la comunidad trans solo por tener una identidad de género distinta a lo establecido por la sociedad.

Es por ello que, al conocer de cerca cuáles eran las necesidades de la comunidad LGBTIQ+, emprende una lucha que, pese a los grandes logros que ha obtenido, aún no ha terminado, pues, como ella misma cuenta: “la militancia cambió su perspectiva del mundo”.

Además de que en los primeros años de militancia empezó a marcar un punto de referencia para el resto de la comunidad trans como activista, también se pudo reconocer como una víctima de violencia, pues antes consideraba que eso que le pasaba era algo casi natural, cuando realmente era víctima de discriminación.

Desde su gestión ha promovido importantes leyes a favor de la población LGBTIQ+.

“Esto te pasa porque vos sos así”, aunque creció con ese mensaje durante gran parte de su vida, incluso, escuchándolo por parte de los miembros de su familia y todos le hacían creer que debía cambiar para encajar en el mundo, tuvo claro que era ella quien lo cambiaría y, si bien no ha sido un camino fácil, hoy recoge parte de los frutos de la cosecha que ha sembrado tanto para ella como para el resto de la comunidad trans. 

“Creo que el feminismo trajo una respuesta que es: la salida es colectiva”. Con esta frase, la activista destaca que, cuando comprendió que lo que le ocurría a ella era discriminación y que, además, no era la única, también entendió que hay que unir fuerzas para cambiar los patrones culturales y sociales establecidos, pues, de lo contrario, “va a ser imposible modificar la discriminación” no solo contra la comunidad trans, sino “cuando alguien se corre de la heteronorma”.

Si bien como militante reconoce que todavía queda mucho por trabajar y hacer, también destaca que se han dado cambios significativos, principalmente en la creación de políticas públicas, políticas de las cuales ella ha sido participe y promotora, entre ellas, la ley de cupo laboral para comunidad trans, la Ley de matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de Género, que este año cumplió 10 años de ser sancionada.

Su mayor compromiso es con la comunidad trans.

Sin embargo, el cambio más importante y en el que todavía se ven más vacíos, es en el cambio cultural, ya que esto no solo se mide a través de un marco normativo, sino en las condiciones y calidad de vida que se le ofrece y proporciona a la población LGBTIQ+.

En ese sentido, la militante subraya que es necesario que haya “una sociedad que reflexione sobre la violencia que aparece en la violencia machista, patriarcal”, ya que considera que “solamente en una posición transfeminista es que creo que vamos a lograr combatir la violencia que vivimos en Latinoamérica por asumir una identidad de género”.

Asimismo, destaca que uno de los mayores logros en cuanto reivindicar la lucha travesti-trans, no solamente dentro del movimiento LGBT, sino también, dentro de los movimientos populares y del feminismo, ha sido la creación de la plataforma travesti trans, lo cual le ha permitido al país crecer en materia de derechos humanos.

Sin embargo, considera que uno de los mayores desafíos que enfrenta tanto Argentina como Latinoamérica en general, es la alternancia política, pues es evidente que todavía hay profundas desigualdades.

Gracias a su inmensa lucha, a los sacrificios, pero, sobre todo, al aporte que le ha logrado entregar a la comunidad LGBTIQ+, en el año 2019 se convirtió en la primer mujer trans en asumir un cargo público de alto rango, pues la nombraron como subsecretaria de Políticas de Diversidad en el Ministerio de Mujeres Género y Diversidad.

Este reconocimiento, confiesa, en entrevista para Minuto Argentina, “lo ha vivido con orgullo”. Además de subrayar la importancia que tiene el “tener la vocería en nuestro país en materia de diversidad”, considera que el haber abierto esta puerta también representa una gran responsabilidad, por lo que su mayor lucha es promover políticas públicas con perspectiva de diversidad.

Alba busca que las políticas públicas sean la herramienta para combatir las desigualdades.

“Creo que nosotras, nosotres, tenemos mucho para crecer y fortalecer y estos primeros puestos lo que hacen es mostrar, por un lado, que sí podemos llegar a determinados lugares, que sí tenemos capacidad laboral y que esa capacidad laboral se traduce en abrir el espacio para que otros también nos podamos situar en el Estado y transformarlo”.

Además de que fue la primera mujer trans en ocupar un cargo en una subsecretaría, marcó otro hito: se convirtió este año en la Representante Especial de Argentina sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería, cargo que, con similares características, solo tienen cuatro países en todo el mundo: Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Alemania.

Desde la Cancillería Alba promueve los derechos LGBTIQ+ en el exterior. 

 

Alba Rueda fue reconocida por la revista Time como una de las 100 líderes emergentes del futuro

Aunque está claro que su lucha no ha terminado y que es mucho lo que le queda por hacer por la comunidad trans, todo su arduo trabajo ha empezado a ser reconocido no solo a nivel nacional, sino internacional.

Muestra de ello es el reconocimiento que le hizo la revista Time como una de las 100 líderes emergentes del futuro en su lista “TIME 100 Next”, sobre lo que destaca que lo que más le gusta de esta mención es que “se reconoce a una persona trans, pero que hace política pública dentro de un Gobierno latinoamericano”. 

La activista, además, señala que este reconocimiento también habla de “las desigualdades y del esfuerzo por modificarlas”, por lo que considera que con dicha mención también se envía un mensaje de que “hoy se necesita una perspectiva de género para nuestros gobiernos” y que la “perspectiva de género y de diversidad hoy van de la mano para modificar las desigualdades”.

Además de esta mención de la revista Time, el año pasado, la BBC la reconoció como una de las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes, lo que no solo demuestra que su trabajo de años ha valido la pena, sino que ratifica la idea de que hay que continuar en la lucha para que cada día más personas travestis y trans ganen espacios y participación política y así se reconozca el enorme aporte que le hacen y le pueden hacer a la sociedad.

Por eso recalca que todavía hace falta avanzar en cuanto a la agenda política para que “el acceso a los derechos sea universal y para todas las comunidades”, pues aún hace falta hablar por ejemplo: de los niños, los adultos mayores y las comunidades rurales con personas LGBTIQ+.

Alba busca que más personas trans se abran espacio en la política.

Y, sobre todo, subraya que todavía hace falta un cambio cultural profundo para respetar y reconocer todas las diversidades de género; por eso, asegura que, pese a los enormes desafíos que tiene el país y Latinoamérica, seguirá su lucha para que realmente las políticas públicas que hoy o en el futuro se implementen, realmente tengan un impacto global en la comunidad trans, para que, como ella, también tengan un espacio para liderar y generar la transformación que la sociedad tanto necesita, pues todavía “queda un mundo por cambiar”.

Sueño con que un día las mujeres y las diversidades nos unamos definitivamente y con que, desde Latinoamérica, podamos mostrarle al mundo que teníamos razón, que la perspectiva de género y diversidad es la respuesta a las desigualdades.

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