ENTREVISTA MINUTO ARGENTINA

La Makinola: una historia amor, la aventura de viajar en un Falcon y la pasión de recorrer el mundo

Juan Marchetti y Marina Mango nos contaron en entrevista cómo ha sido esta experiencia y adónde sueñan llegar este 2023.
martes, 28 de febrero de 2023 · 10:34

Juan Marchetti y Marina Mango son una pareja de argentinos que, desde hace ya algunos años, tomaron la decisión de recorrer el mundo en en un Ford Falcon modelo 1981, más conocido como “La Makinola”, que significa “la máquina de los sueños”.

Aunque reconocen que no ha sido un camino fácil y ha estado lleno de sorpresas, saben que quieren dedicar su vida a la aventura, por lo que su maleta y su Falcon, es decir "La Makinola", siguen cargados de sueños.

Juan y Marina comenzaron a viajar sin tener un rumbo fijo al que llegar. Foto: Redes sociales La Makinola.

En entrevista para Minuto Argentina, Juan y Marina reconocieron que, cada vez que hablan de lo que ha sido esta experiencia, es como volver a vivirla, como volver a viajar, por eso recuerdan con nostalgia cómo empezó todo este sueño de viajar por el mundo en “La Makinola” y cómo ahora no pueden pensar en tener otro estilo de vida.

Pero este sueño no se ha tratado solo de viajar en “La Makinola”, pues en medio también hay una gran historia de amor, de la que también nació Martina, su hija, con la cual ahora también piensan recorrer el mundo al lado de una nueva compañera de aventuras: “La Martinola”.

Juan siempre fue aventurero y amante de los viajes. Foto: Redes sociales La Makinola.

Juan, oriundo de Mar del Plata, y Marina, de Buenos Aires, se conocieron —podríamos decir— por el destino, pues su historia comenzó allá en el año 2016  en un subte, cuando en medio de una multitud se vieron por primera vez y, desde entonces, comenzaron una vida juntos.

El gusto por los viajes provino especialmente de Juan, quien siempre fue un apasionado por la aventura, por conocer y descubrir nuevos lugares: incluso antes de conocer a Marina ya había viajado solo en moto y bicicleta. Marina, en cambio, era completamente ajena a este estilo de vida, por eso, cuando conoció a Juan, se dejó contagiar por todo ese espíritu libre y aventurero.

Fue entonces en octubre de 2017, cuando ambos tenían trabajos convencionales y vivían una vida común y corriente, que Juan compró un Ford Falcon modelo 1981 y decidió irse de viaje por primera vez solo, a tan solo unos cuantos kilómetros de distancia, para probar el auto; pero, para su sorpresa, incluso la de Marina, el acelerador del coche nunca se detuvo, y lo que empezó como un pequeño recorrido se convirtió en su estilo de vida.

Inicialmente Juan salió a la ruta para llegar hasta Santiago del Estero, donde había un encuentro de coches clásicos, y así probar el auto que acababa de comprar. Pero la experiencia fue tan satisfactoria que decidió empezar a recorrer más, más y más kilómetros, tantos, que nunca regresó a Buenos Aires.

Como pareja han aprendido a sortear las dificultades del viaje. Foto: Redes sociales La Makinola.

Además de que su instinto le decía que debía seguir el recorrido, incluso sin tener un rumbo fijo, el hecho de viajar en un Falcon le agregó un extra a esta aventura, pues, además, es un auto que siempre llamaba la atención. De esta manera, tras sumar y sumar kilómetros, Juan atravesó la frontera y llegó a Bolivia, donde, como él mismo relata, se dio cuenta de que “no se quería bajar”, quería seguir en la ruta y subir más al norte de Latinoamérica.

A medida que continuó su trayecto, llegó a Perú, y con la misma sensación en su corazón de seguir el viaje, aún cuando estaba lejos de Marina, avanzó más, lo que le permitió ganar confianza tanto hacia él mismo, como hacia el auto, pues nunca le pasaba nada. 

Su historia se ha hecho viral en varios países. Foto: Redes sociales la Makinola.

Luego llegó a Ecuador y, para entonces, su viaje en “La Makinola” comenzó a hacerse viral a través de las redes sociales, donde cientos de seguidores empezaron a seguir el paso a paso de esta interminable aventura. De Ecuador pasó a Colombia y fue entonces cuando Marina, a kilómetros de distancia, empezó a planear su viaje para reencontrarse con Juan y así cruzar y conocer más países juntos.

Marina renunció a su trabajo en una oficina farmacéutica para reencontrarse con Juan después de seis meses de no verlo. Por ello compró un boleto rumbo a Panamá, adonde él llegaría tras cruzar el océano desde Cartagena, Colombia, hasta el puerto de Colón.

Una vez que se encuentraron, continuaron el viaje sin saber adónde llegarían, pues, como ellos mismos cuentan en entrevista para este diario “lo más lindo era no tener nada planeado”. De esta manera, empezaron su recorrido por Centroamérica, donde llegaron a Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Salvador y Guatemala; luego subieron hasta México y posteriormente a Estados Unidos.

Para financiar el viaje tomaban trabajos temporales. Además, participaban en eventos de coches clásicos en cada país al que llegaban, donde no solo lograban vender gorras, remeras, stickers, postales, entre otros artículos, sino, también, ganar más fama y reconocimiento entre la gente.

Vivieron cuatro años dentro de su Falcon. Foto: Redes sociales la Makinola.

Aunque para muchas personas el tema del dinero representa todo un desafío, incluso un obstáculo para tener un estilo de vida como este, para Juan y Marina no lo ha sido, pues, si bien reconocen que viajar trae sus propios problemas y cosas que solucionar todo el tiempo, en el camino han conocido a mucha gente que les ha dado una mano, personas que permanecen en su memoria y que han hecho que esta historia sea aún más inolvidable.

Además destacan que al viajar “hay mucho disfrute y tiempo para compartir en familia” y, sobre todo, que para ellos lo más importante es que viven la vida que quieren vivir. Por eso, las complicaciones del día a día, incluso el tener que vivir en un auto, se minimizan con lo satisfacción de conocer nuevas personas, lugares, el mundo.

Viajar es una de sus más grandes motivaciones. Foto: Redes sociales La Makinola.

Aunque nunca han sido de hacer planes dentro del viaje y menos de trazar un punto de llegada, cuando llegaron a Estados Unidos se pusieron como meta ir hasta Las Vegas, un lugar que ambos soñaban con conocer: "Fue algo maravilloso”. Pero su sueño no terminó ahí y continuaron con los motores encendidos, por lo que emprendieron viaje hasta Los Ángeles y luego a Miami.

De Miami regresaron a México y luego volvieron a Estados Unidos, a Nueva York, donde se enteraron de que llegaría una nueva integrante a la familia: Martina, su hija. Y si bien al confirmar el embarazo pudieron pensar en detener esta travesía, se motivaron y decidieron viajar en “La Makinola” al Viejo Continente, hasta donde llegaron en barco.

 

El embarazo, la pandemia y la obligación de volver a casa

Una vez que llegaron a Europa, recorrieron Francia, Mónaco, España y otros países, pero, como el embarazo avanzaba, tomaron la decisión de irse a vivir a Italia un tiempo, para tener allí a su hija, pues, como ellos mismos cuentan en entrevista para este diario, enterarse de que iban a ser papás “fue un sueño dentro de otro sueño”.

Sin embargo, todos sus planes se vieron truncados por algo que ni ellos ni nadie esperaba: la pandemia del coronavirus. Una vez en Italia, mientras a nivel mundial se tomaban medidas para tratar de contener el virus, incluido los cierres de fronteras, en marzo de 2020, tres años después de haber comenzado esta aventura, Marina y Juan tomaron la decisión de regresar a Buenos Aires.

Martina ya muestra el mismo espíritu aventurero de sus padres. Foto: Redes sociales La Makinola.

Aunque volver a casa no era parte del sueño, las circunstancias los llevaron a elegir este rumbo por su mismo bienestar, pues, por la pandemia, el contexto mundial era muy complicado. Es así como luego de reinstalarse en Buenos Aires, en junio de 2020, nació Martina, lo que también les hizo olvidar la tristeza de haber tenido que dejar el viaje en pausa, pues sabían que, a pesar de todo, no era el final.

Cuando las cosas se calmaron un poco y Martina ya tenía ocho meses, volvieron a encender motores y comenzaron a realizar viajes cortos dentro del país, esta vez con la nueva integrante de la familia, pues lo que han decidido es que viajar será su estilo de vida.

Con La Martinola, esperan conocer nuevos países. Foto: Redes sociales La Makinola.

Como sabían que viajar en auto no iba a resultar tan cómodo con una bebé, decidieron dejar el Falcon a un lado y consiguieron a “La Martinola”, un colectivo Mercedes Benz 1417 que ellos mismos han adaptado para que se convirtiera en su hogar, lo que implica tener todas las comodidades posibles mientras viajan.

Con “La Martinola” ya empezaron a recorrer sus primeros kilómetros y llegaron a su primer destino: Colonia, Uruguay, y, aunque no lo saben a ciencia cierta, esperan emprender rumbo a Brasil y —¿por qué no?— otra vez por todo Latinoamérica o hasta donde los motores, las ganas y la pasión les permitan llegar.

Si bien tienen la experiencia de viajar juntos como pareja, ahora, al ser papás, es una nueva aventura: resaltan que “van aprendiendo cada día”, pero que el hecho de ver a Martina sonreír y jugar, en cada lugar al que llegan, los motiva a continuar con este sueño.

Asimismo, con toda esta travesía también quieren invitar, inspirar y motivar a otros a dar ese primer paso (el más difícil) para que se animen a viajar, pues, como ellos mismos aseguran, “no hay límites” para hacerlo. Además, es una gran experiencia, es una enseñanza para aprender a disfrutar la vida en cada uno de sus momentos.

Ahora viven su sueño como familia. Foto: Redes sociales La Makinola.

Si las ganas y “La Martinola” se los permiten, aspiran seguir su viaje hasta Cartagena, Colombia, donde podrían o quedarse un tiempo, o volver a cruzar el océano para continuar esa aventura que quedó en pausa tras la pandemia.

Por eso, aunque por ahora no hay nada seguro en su camino, lo que más resaltan es que su verdadero anhelo es poder disfrutar de toda esta experiencia para sumar más recuerdos y anécdotas a su historia de vida, ahora al lado de su hija, a quien también quieren enseñarle y transmitirle su pasión por recorrer el mundo y, sobre todo, por perseguir y hacer realidad los sueños.

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