ENTREVISTA MINUTO ARGENTINA

Proyecto Carayá: la ONG que rescata, rehabilita y protege a primates

María Alejandra Juárez, su directora, nos habló en entrevista de la labor que realizan y las amenazas que enfrenta esta especie.
miércoles, 8 de marzo de 2023 · 13:45

Proyecto Carayá es el primer y único centro de rescate, rehabilitación y conservación de primates en Argentina, una organización que se fundó hace casi 30 años por la iniciativa de María Alejandra Juárez, su directora.

María Alejandra cuenta en entrevista para Minuto Argentina que, desde un inicio, esta ONG tuvo el propósito de proteger a los primates, especialmente el carayá, el cual también es conocido como mono aullador, ya que es uno de los mamíferos más comercializados en Argentina y otros países, por lo que, a través de la labor que realiza Proyecto Carayá, se ha logrado proteger a esta especie.

En vista de que muchos de los monos rescatados del comercio ilegal que eran enviados a zoológicos no sobrevivían, Proyecto Carayá pasó a ser, hace 30 años, una especie de refugio para estos primates y, ahora, un santuario que alberga más de 200 monos, ubicado a 11 km de La Cumbre, a dos horas de la Ciudad de Córdoba.

María Alejandra Juárez, directora de Proyecto Carayá.

Aunque la meta de la organización es reintroducir a los primates a su hábitat natural, esto no resulta tan fácil, debido a que sus territorios han desaparecido en gran medida, razón por la cual también los monos migran a las grandes ciudades, lo que agrava el problema aún más.

Antes de crear este refugio, María Alejandra había trabajado en el zoológico de Córdoba, donde no solo adquirió experiencia en el manejo de los animales, sino que también descubrió que, si se les daba una adecuada organización y cuidado, los monos, al vivir en espacios libres, pero controlados, tenían más opciones de sobrevivir.

Fuente: Proyecto Carayá.

De esta manera, cuando decidió crear la organización también puso en práctica lo aprendido y comenzó, junto con su equipo de trabajo, un arduo y laborioso proceso de rehabilitación de los primates para soltarlos. Estos han logrado adaptarse de manera exitosa incluso a las condiciones climáticas de la zona, las cuales son más frías que a las de su hábitat natural.

La directora de la ONG resalta que una de las mayores amenazas para esta especie es la falta de hábitat, pues la deforestación ha hecho que desapareciera gran parte de esta población, la cual es fundamental para mantener el equilibrio dentro de los ecosistemas.

Esto, si se tiene en cuenta que los monos aulladores son grandes dispersadores de semillas o, como los llama María Alejandra, “los jardineros del bosque”. Por ello, subraya que, al estar en peligro esta especie, también se pone en riesgo la existencia de otras especies vegetales: “Al acabarse esta especie, mucha vegetación va a desaparecer”.

Asimismo, este primate sirve, como otros mamíferos, de barrera contra las enfermedades zoonóticas, especialmente contra la fiebre amarilla, pues estos animales son muy sensibles al virus, lo que les da un rol como de centinelas para la detección temprana de esta enfermedad.

Por ello, pese a que en Argentina, en los últimos años, diferentes organizaciones han trabajado en pos de proteger esta especie, si no se acaba la deforestación, todos los esfuerzos serán en vano: sin bosques donde habitar, tarde o temprano, los monos también terminarán por desaparecer.

Incluso, pese a que los monos que viven en el santuario ya están rehabilitados, no tienen un lugar seguro donde puedan reintroducirlos, por lo que es preferible que permanezcan en la ONG.

La ONG ha rescatado primates por 30 años.

Además de que sus hábitats son deforestados, otra de las grandes y permanentes amenazas es el tráfico ilegal, porque, pese a ser un delito y a los esfuerzos de las autoridades, los monos se venden como mascotas y, para ello, los traficantes matan a las mamás, a fin de capturar a las crías y luego comercializarlas.

Al respecto, María Alejandra destaca que hace falta “mayor difusión” sobre la importancia de no promover la comercialización de estas especies. Además, brindar alternativas de empleo legales a los traficantes “para que se dediquen a conservarlos” y protegerlos y no a exterminarlos.

Los monos bebés son arrebatados de sus madres.

 

Qué hace Proyecto Carayá

A través de su labor, la organización rescata, rehabilita y protege a los primates, con el fin de que, en un futuro próximo, puedan volver a vivir en sus áreas naturales. Para ello quieren conseguir tierras, que puedan ser administradas por la ONG, y así crear, en los lugares de origen de los monos, más santuarios como el que tienen en Córdoba.

De esta manera, los monos podrían vivir en libertad en un área protegida, pero en su hábitat natural. Asimismo, pretenden trabajar de la mano de la comunidad y generar fuentes de empleo para que los mismos ciudadanos contribuyan a su protección y conservación.

Aunque de momento esta idea todavía es un sueño y trabajan en ello, desde el santuario en Córdoba, todo el equipo de trabajo les enseña a los monos a volver a ser monos, para que luego puedan ser liberados.

La organización recibe animales en diferentes condiciones: enfermos, rescatados del tráfico ilegal, incluso de laboratorios que son donados por ciudadanos o derivados por la policía u otras entidades.

En este sentido, de acuerdo a la condición en la que llegue cada mono a la ONG, debe ser rehabilitado, un proceso que lleva tiempo, especialmente con los adultos, pues algunos incluso han pasado toda su vida en cautiverio y no han visto nunca a otros monos.

De esta manera, el equipo trabaja primero en un proceso de adaptación al entorno con cada animal, de acuerdo a sus necesidades, características e historia. Luego, se busca un “mono referente”, es decir, que tenga un característica similar con el que se encuentra en rehabilitación, para que se hagan amigos. Si esto se logra, posterior y paulatinamente se integran e incorporan a grupos más grandes.

Los monos aulladores son una de las especies más comercializadas ilegalmente.

Sin embargo, María Alejandra destaca en entrevista para este diario que “los monos que han sido muy humanizados generalmente no pueden ser liberados, porque quieren volver a las jaulas” o estar más cerca de las personas. A estos grupos se los suele tener en espacios especiales hasta que logren integrarse con otros individuos de su especie.

Aunque dentro de la reserva tienen monos que ya están listos para ser liberados, el problema es que “por los trámites burocráticos” ha sido difícil reincorporar estas especies a sus áreas naturales, ya que además se les debe hacer un seguimiento y monitoreo en el proceso de reintroducción.

Actualmente la organización cuenta con 235 monos aulladores y 54 monos capuchinos; además adelantan otras iniciativas de rescate y protección con pumas. La reserva está abierta al público, se puede visitar y recorrer con la compañía de un guía para ver y conocer de cerca a los primates, que viven al aire libre,  Aparte de esto, este proyecto también puede ser apoyado con trabajo de voluntariado y con donaciones, pues de ello depende que su labor continúe.

María Alejandra resalta que, ante la falta de hábitats para los monos y otras especies, una solución viable es que se trabaje de la mano de los zoológicos, para que más animales puedan ser rescatados, rehabilitados, pero, sobre todo, protegidos.

Los monos aprenden a convivir en libertad tras el cautiverio.

Esto, a su vez implicaría, como ella misma explica, romper con el estigma de lo que representan los zoológicos tanto en Argentina como a nivel mundial, ya que no solo hay muchos que son buenos, sino que pueden servir de santuario para garantizar la protección y conservación de las especies: “Puede ser la única forma de solucionar o palear esto que nos está pasando: que no quedan ambientes”.

Asimismo, destaca que no hay que pensar en liberar a los animales por liberarlos, sino considerar en qué circunstancias van a vivir, así estén libres, pues algunos no pueden sobrevivir en sus hábitats naturales y, en ese sentido, los santuarios, reservas y zoológicos pueden ser una alternativa viable para garantizar su protección.

Aunque María Alejandra reconoce que en estos 30 años la labor no ha sido fácil, también sabe con certeza que todo el trabajo hecho la llena de satisfacción, por eso no solo no cambiaría nada de lo vivido en estas últimas tres décadas, sino que insiste en su llamado para que la gente tome conciencia sobre la importancia de proteger a todas las especies.

Y en este sentido destaca que es necesario que se instauren más espacios como el que ellos han creado, así como santuarios y zoológicos donde, por un lado, los animales puedan ser protegidos y preservados y, en algunos casos, vivir en libertad, y, por el otro, puedan servir de espacios para que las personas vuelvan a conectarse con la naturaleza y todas las especies que habitan en ella, porque hoy, debido a la tecnología, “estamos muy deshumanizados y desnaturalizados”.

Esto más si se considera que la situación global es “gravísima” y “la naturaleza es irremplazable”. Si no se trabaja en conjunto y se hace algo ahora —“si no se hace una reparación urgente”— no solo los primates van a desaparecer, también muchas otras especies y, entonces, como otros tantos animales, solo terminarán por ser parte de la historia.

Otras Noticias