El Gobierno vuelve a la carga por la dolarización
La idea que el Gobierno aún no consigue.El gobierno argentino, liderado por el presidente Javier Milei, ha estado buscando estrategias para frenar la apreciación del peso y fomentar el uso del dólar en la economía. Sin embargo, hasta ahora, estos esfuerzos no han logrado los resultados esperados.
La apreciación del peso ha generado preocupación en el sector real de la economía, ya que afecta la competitividad de las exportaciones y encarece los bienes y servicios locales en comparación con otros países. El gobierno ha propuesto varias medidas para fomentar el uso del dólar y frenar la apreciación del peso.
Una de las principales estrategias es permitir que los dólares circulen con mayor fluidez en la economía. Javier Milei ha mencionado la idea de una "dolarización endógena", donde la base monetaria amplia se mantendría fija y las divisas que ingresen al sistema bancario se utilizarían para acumular reservas.
A pesar de las buenas intenciones, la implementación de estas medidas ha enfrentado varios desafíos. Por ejemplo, los 15.000 millones de dólares del blanqueo que ingresaron al sistema bancario han sido útiles para acumular reservas, pero tienen opciones limitadas de uso.
Los bancos solo pueden ofrecer préstamos a exportadores o proveedores del sector, lo que restringe el impacto de estas divisas en la economía. Además, el Banco Central está trabajando en la posibilidad de que se pueda pagar directamente en dólares con tarjeta de débito.
Sin embargo, esta opción no estará disponible hasta después del primer trimestre del próximo año, y no está claro si la gente estará dispuesta a pagar directamente en dólares en lugares como supermercados, kioscos o farmacias.
Brecha
La brecha cambiaria se ha reducido significativamente, quedando en menos del 10%, algo inédito con el cepo cambiario. Sin embargo, la apreciación del peso ha hecho que Argentina se vuelva un país muy caro en dólares, lo que ha generado debate entre empresarios e inversores. El tipo de cambio real ha llegado a niveles similares a los de la salida del cepo en 2016, pero en una economía con mejores fundamentos.
Un tipo de cambio apreciado encarece los bienes y servicios locales en comparación con los de otros países. Esto afecta la competitividad de las exportaciones argentinas y puede tener un impacto negativo en la balanza comercial. Además, la apreciación del peso puede llevar a una desaceleración de la inflación, pero también puede profundizar el atraso cambiario.
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