"La pasé muy mal": la anécdota paranormal de Analía Franchín y los Pitufos

Si hay alguien que se ha ganado su lugar en los medios como pocas es Analía Franchín. Dentro del rubro de los panelistas es una de las que mejor se mantuvo y siempre estuvo en ciclos exitosos.

La colaboradora televisiva hoy es parte del popular show de los mediodías "Flor de equipo" y su trascendencia subió gracias a su participación en la primera edición de "MasterChef Celebrity", donde Analía Franchín fue superada en la final por Claudia Villafañe.

Más allá de ser portavoz de los chimentos, Analía Franchín supo convertirse en noticia cuando en su paso por "PH, Podemos Hablar" desveló un inédito episodio mientras hablaba de cuando conoció una cárcel. 

Una palabra disparadora

Cuando Analía pasó al frente en el punto de encuentro para comentar cómo fue conocer la cárcel donde estuvo detenido su expareja Guillermo Coppola, pronunció la palabra "pitufos" y automáticamente dijo que tuvo un episodio que no quería recordar con ellos. Andy, ni lerdo ni perezoso, aprovechó para consultar si podía hablar del tema. Ahí fue cuando desveló una insólita anécdota que conmocionó a los presentes.

"Yo tuve una experiencia horrible con Los Pitufos. Nunca los vi, no los vería y no le permitiría a mi hijo verlos", exclamó, mientras nadie sabía si reír o sorprenderse. "Cuando tenía doce años empecé a sentir que venían Los Pitufos a la noche, se los juro. Me visitaron muchas veces y fue un escándalo familiar", enfatizó la famosa panelista.

Recordando que en su momento, muchas noticias sobre extraños episodios vinculados a Los Pitufos acapararon la atención de la prensa, Franchín prosiguió con su relato. "Yo les juro por Dios que a la noche yo sentía que me caminaban alrededor y se sentaban en la cama. Dimos vuelta la casa porque yo dije: ‘En algún lugar hay un pitufo’, pero no encontramos nada. La cosa se empezó a complicar y cambiamos las camas de lugar en la pieza, pero yo sentía que venían de arriba, así que tuvimos que hacer un toldo. Un día mi mamá dijo: ‘Basta'".

La extraña experiencia que la panelista vivió en su preadolescencia tuvo un final inesperado. "Fuimos a la iglesia La Candelaria a buscar al cura y a la iglesia evangélica que estaba a la vuelta a buscar un pastor. También trajimos a la chica que tocaba el timbre, de los Testigos de Jehova. Un día se hinchó porque no se podía vivir. Yo lloraba todo el tiempo. Empezamos a limpiar hasta que encontramos un pañuelo lleno de pitufos", dijo ante la perplejidad del estudio, y contó como se cerró la historia. "Lo agarramos y lo prendimos fuego en el patio de mi casa y, desde ese día, nunca más los sentí. Para mí salían del pañuelo. Quemarlo fue santo remedio".