Cómo hizo Cacho Castaña para hacer de "Café La Humedad" su mayor éxito

Desde sus inicios en la década de los sesenta, Cacho Castaña logró consagrarse como una de las figuras más seguidas de la música popular. Su galantería, su don de "hombre de barrio" y sus canciones coreadas por millones han establecido a su estela como una de las más brillantes del firmamento nacional.

Dentro de su amplio repertorio, Cacho Castaña brindó al inconsciente colectivo canciones que marcaron para siempre a la música y no hay generación que se saltee saber aunque sea una estrofa de las mismas, lo que lleva al cantante oriundo de Florida a ser uno de los últimos grandes monstruos del tango.

En su sinfín de creaciones, "Café La Humedad" es quizás, la obra más recordada de Cacho Castaña. Hasta la persona que más alejada del tango se encuentra conoce de esta balada tanguera que es un auténtico temazo. 

Una canción con historia

Mucho se dijo sobre la ubicación de "Café La Humedad" pero lógicamente, la última palabra la tenía el compositor. Ubicada en la ochava que está en diagonal al bar Lumiton, Flores Norte, el bar siempre estaba lleno de hombres que se juntaban a beber, a jugar y a charlar sin presencia femenina. "Las mujeres no estaban prohibidas, sino que simplemente no se animaban a entrar porque el baño "era una pocilga"", afirmaban.

El verdadero nombre del local que inspiró a Cacho era Bar El Progreso, y la canción llegó a ser registrada cinco años después de que el astro del tango se encontrara con este pintoresco paisaje urbano. En este bar, personajes de diversas profesiones se mezclaban y le daban su tinte de nostalgia, picardía y se cargaba del toque porteño y bohemio de los tangos.

"Escribí esa letra en un rato, una tarde en la oficina del maestro Oscar Toscano, mientras él salió un rato y yo lo esperaba. Cuando la vio, me dijo: '¡No sabés lo que escribiste!'. Me di cuenta con el tiempo", confesó el artista en un reportaje a Clarín.

"Café La Humedad" terminó siendo un homenaje a un sitio que no soportó el paso del tiempo. Lejos quedaron los muchachos de "la barra" que hacían sonrojar con sus ocurrencias a los camareros, el estado calamitoso de su mesa de billar, las travesuras de los habitués a este bar. Durante la década de los setenta, Bar El Progreso cerró sus puertas y conforme a los años, fue cambiando de manos y de emprendimientos.

En una suerte de homenaje, Cacho Castaña abrió su propio "Café La Humedad" en 2016 junto a su última esposa, Marina Rosenthal. Allí celebró sus últimos cumpleaños, su casamiento, y allí se acercó su público cuando debió darle el último adiós, tras su partida el 15 de octubre de 2019.