Los tulipanes en Holanda, un espectáculo de colores que se encuentra en peligro

De la mano de la naturaleza prodigiosa, en los Países Bajos, cada julio se eligen los bulbos de tulipanes que servirán para la próxima temporada. En octubre se plantan y se trasladan a los invernaderos, y en marzo comienzan a florecer, convirtiéndose en uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza y uno de los mayores atractivos del turismo.

Pero esto podría cambiar trágicamente ya que, por la pandemia, muchos eventos como día de la Madre, la Semana Santa, bodas, primeras comuniones o bautismos dejaron de celebrarse. Además, por el Brexit, bajó drásticamente la venta de bulbos y flores que se consumían en Reino Unido.

Según detallan los medios europeos, los meses de marzo, previos a la pandemia, los Países Bajos podían llegar a vender tulipanes por cifras cercanas a los 30 millones de euros al día.

Ya en 2020 fue un caos para la industria de estas particulares flores. Tampoco fue alentador para el turismo de naturaleza, ya que tampoco pudieron arribar los habituales viajeros para disfrutar de este espectáculo de colores.

La situación del Brexit terminó de enlodar la situación. Aunque es cierto que las flores están exentas de los controles aduaneros, se complica en aquellos puntos de ingreso a Gran Bretaña por el papeleo eterno. Esto motiva que los tulipanes se marchiten antes de llegar a destino. Los productores, ante este hecho, prefieren no vender. 

Flores de antaño

El 80% de todas las flores que se venden en el Reino Unido procede de los Países Bajos. La transacción antes del Brexit estaba tan bien coordinada que un productor holandés podía recibir un pedido a la tarde de un día y que las flores estuvieran a la mañana siguiente en las florerías.

Entre los pedidos más significativos que solían recibir los productores de productores se destaca el envío que se realizaba al Vaticano para la misa de Semana Santa oficiada por el papa en la plaza de San Pedro.