Cómo es la mejor forma y el momento ideal para trasplantar las suculentas

Son las plantas que mejor logran almacenar agua en sus hojas, tallos y raíces, dada su naturaleza y su origen. Las suculentas, por eso, suelen prosperar en climas secos y poco húmedos.

Los secretos esenciales para tener estas crasas en óptimas condiciones se basan en darles un riego moderado, plantarlas en recipientes que cuenten con orificios de drenaje y dotarlas de un sustrato rico y poroso, con piedra y arena.

Sin embargo, no todo es color de rosas en la vida de las suculentas. Porque un dato que muy pocos tienen en cuenta es que, debido a que algunas variedades tienen un gran crecimiento, con cierta periodicidad deberán trasplantarse y cambiarles el recipiente en el que se encuentran.

Para hacerlo, se necesitará como primera medida una maceta más amplia que la que tiene, tierra negra, agua y una palita para poder retirarla con cuidado, para no dañar las raíces ni las hojas que están más pegadas a la base. En la maceta, poner también un poco de arena y, si es posible, piedritas para que el agua no se estanque y dañe a la suculenta.

El momento preciso

Más allá de las épocas del año, el momento ideal para cambiar a las suculentas de maceta no tiene que ver con las estaciones, sino con la situación en que se encuentra cada planta en particular.

Si se ve asomar las raíces de la suculenta por los agujeros de drenaje o está colapsando la tierra de la maceta al ocupar casi toda la superfiecie, es tiempo de cambiarla de lugar.

Pero además, muchos de los referentes en jardinería, y sobre todo en filosofía, sostienen que las suculentas bien cuidadas y en buen estado ayudan a mantener la buena energía en el hogar.

Por lo pronto, para el feng shui, las suculentas son guardianes protectores que ayudan a purificar el ambiente y favorecen la armonía. Además, guardan y transmiten un significado muy especial, sobre todo en estos tiempos de pandemia, ya que tienen una enorme capacidad de sobrevivir en las condiciones más adversas

Las suculentas además de adornar y embellecer nuestro hogar, son una alegoría de la austeridad y cómo se deben enfrentar los malos momentos con optimismo.