CON ESTILO
Una fuente de energía para la mañana: cómo hacer las galletas de almendras de Donato de Santis
Además, pueden conservarse durante largo tiempo en envases herméticos.Ideales para acompañar el café de la mañana en estos días de frío invernal, las galletitas de almendras o amarettis que propone Donato de Santis complementan un desayuno saludable.
Son de las masitas dulces más tradicionales del país natal del cocinero y jurado que suele dar a conocer distintas variantes de sus preparaciones en las redes y en los programas de televisión.
En este caso, Donato de Santis recomienda hacerlos con unos días de antelación y en cantidad ya que se pueden guardar en envases herméticos por largos periodos.
Los ingredientes que se necesitan para estas galletitas son: ralladura de un limón, almendras peladas, 375 gramos de azúcar, una pizca de sal, 4 claras y 2 gotas de esencia de almendras amargas.
La elaboración se inicia con la minipimer donde se deberán procesar las almendras, previamente peladas, el azúcar y la ralladura de limón, hasta obtener un polvo fino. Por otro lado, será necesario batir las claras con una pizca de sal hasta lograr que lleguen a punto nieve.
Luego, en tres pasos habrá que incorporar las claras al polvo de almendras, con movimientos envolventes. Perfumar con la esencia de almendras y mezclar hasta lograr una mezcla homogénea.
Para el armado de los amarettis, Donato aconseja tomar pequeñas porciones de la masa y formar bolitas; luego, llevar a una placa enmantecada o bien con plancha siliconada.
Para lograr que tengan la forma típica, será necesario pinchar cada una de las masitas con una almendra y cocinar a horno mediano por 15 minutos.
Cocina mediterránea y con impronta
La mayoría de los platos italianos mantienen un sello que los vincula a la alimentación mediterránea, de comida sana y basada en los productos regionales. En el caso de los amarettis son galletas elaboradas a base de pasta de almendra, un fruto típico de la zona, que se mezcla con azúcar, huevo y un mix de almendras dulces y amargas.
La historia cuenta que fueron creados por los árabes y desde la zona del Mediterráneo pasó a otras regiones de Europa, como España y Francia. Tanto los viajeros como los peregrinos fueron los encargados de difundir esta delicia, ya que solían llevarlos en sus alforjas porque duran mucho tiempo.