ESTAFADO Y ABANDONADO
Las tristes historias con sus parejas y el final de Javier Portales, el compañero de Alberto Olmedo
Del éxito en la TV, el cine y el teatro a su fallecimiento en un hospital solo y depresivo.Fue una de las figuras más importantes del espectáculo argentino de la mano de su compañero inseparable, Alberto Olmedo. Pero lejos del éxito y la fama, su final fue solitario y triste en la cama de un hospital público porteño.
Lo cierto es que Javier Portales, el entrañable ladero del capocómico rosarino, fue uno de los mejores cómicos que hicieron reír al país en sus distintas participaciones a lo largo de 40 años de carrera.
El primer gran dolor que tuvo que atravesar Portales fue cuando supo, en 1988, que su querido amigo y colega, Alberto Olmedo, moría trágicamente, un hecho que cambió la vida no solo de él, sino de las actrices que lo acompañaban en su programa.

Pero luego fueron las mujeres y su salud que devastaron a ese hombre robusto que interpretó con maestría tanto al abuelo en la novela “Son de 10” hasta el padre de la Nena, en “No toca botón”.
La historia que lleva al compañero de Olmedo a un trágico final se inició quizás mucho antes, cuando conoció a Delia que fue su esposa y lo acompañó a lo largo de 25 años y con quien tuvieron a su único hijo. Pero ocurrió que, en 1995, en un canal de televisión, conoció a la guionista Marina Gacitúa, que tenía por entonces 33 años y con quien tuvo un romance. La relación clandestina fue descubierta por la mujer legítima que terminó en un juicio de divorcio lamentable.

Javier Portales tuvo que pagar dos millones y medio de dólares y una cláusula que imponía que el compañero de Olmedo se comprometía a ceder el 17% de lo que ganara de allí en adelante. La infidelidad de Portales le resultó muy cara, ya que además generó el distanciamiento de su único descendiente, Javier Ángel.
Luego siguieron problemas de salud, dolores de espalda y un accidente doméstico que le deterioró el físico. Incluso viajó a Cuba para tratarse y convivía con Marina y la hija adolescente de la mujer, en el piso que el actor tenía en el barrio de Caballito.
A partir de febrero de 1998, la enfermedad lo llevó a hundirse en una gran depresión. Tal como contó el hijo, la pareja de su padre lo sacó de la habitación principal para llevarlo a la de servicio, con el argumento de que sería mejor para él. Incluso, para ese entonces, la mujer contaba con un poder general sobre todos sus bienes.
Al borde de la muerte, Marina decidió abandonarlo y comenzó en España una nueva relación. Y su exmujer, Delia, se quedó con el piso del barrio de Caballito.
Álvarez, su verdadero apellido y el que trascendió
Miguel Ángel Álvarez era el verdadero nombre del compañero de Alberto Olmedo. Su carrera se inició a los 14 años también en Rosario y luego probó suerte en Buenos Aires, donde logró la mayoría de su éxitos.
Hoy en la esquina de Corrientes y Uruguay hay dos estatuas sentadas en un sillón, que representan a Borges y Álvarez, los personajes que interpretaron con Olmedo y que hicieron reír a varias generaciones.