CON ESTILO
Luminoso y decorado con obras de arte, el living de Abel Pintos destaca por su buen gusto
Allí toma mate, lee clásicos de la literatura o disfruta de la compañía de su familia.Aunque hay muchas menos restricciones que hace un tiempo atrás, Abel Pintos, cada vez que puede, se dedica a disfrutar del descanso en su casa donde puede gozar de los momentos con su pareja, Mora; con su bebé, Agustín y también de Guillermina, la hija de su mujer.
Uno de los lugares predilectos del artista nacido en Bahía Blanca es el living de su residencia; está ambientado todo en color blanco con muebles de madera clara y otros también en blanco que combinan con algunas pinturas de artistas nacionales que ofrecen color al lugar.
En el living, acostumbra realizar fotos con su bebé donde se puede observar que la casa está impecable y decorada con un exquisito gusto. En este ambiente de la casa, además de jugar con Agustín, Abel prefiere disfrutar de la lectura, de los mates y también de la buena música.
Mientras tanto, al tiempo que participa en alguna de las clases que les dan a los participantes de “La Voz Argentina”, está en pleno proceso de organización de la boda con Mora, que se realizará en una estancia de la provincia de Buenos Aires.
Abel es un apasionado de la familia y hasta tiene tatuajes de sus hijos, tanto de su bebé como el de la hija de Mora. En cada mano, se tatuó las iniciales de ambos chicos.
Un detalle que lo identifica
Ya hace años que Abel Pintos recorre el país para dar a conocer su música, Y siempre en cada lugar, supo conectarse con los vecinos, tanto a través de su música como a través del contacto directo con cada uno de ellos.
Lo cierto es que Abel es un hombre sensible y sencillo que durante mucho tiempo tuvo la costumbre de no alojarse en hoteles de lujo ni mucho menos en enorme resorts sino que organizaba para poder pasar las noches y los días en la casa de gente común. Sus fans tomaban esta chance como una forma de retribuirle la generosidad de su música y demostrarle que, al tenerlo en sus casas, sentían que era un verdadero honor.