Mariana Brey decoró un rincón de la galería para que disfruten los más pequeños de la casa

Con la cuarentena fueron muchos los integrantes del mundo del espectáculo que, lejos de la intimidad y la privacidad que siempre habían tenido, decidieron mostrar su casa en cada posteo. Y eso fue lo que sucedió con Mariana Brey, una de las periodistas más picantes de la televisión.

La integrante del panel de “LAM” suele destinar parte de su día a realizar series de ejercicios para mantenerse siempre bella y en forma, pero también se ha dado su tiempo para decorar un rincón de la galería que mira al parque con un destino muy especial.

Y es que Mariana reside en una fastuosa residencia donde comparte los días con sus hijos Luca y Juana; Pablo Melillo, quien es su pareja y también los hijos de Pablo, Fiamma y Santino. Tampoco faltan las mascotas.

Durante el último tiempo, en el que la periodista de espectáculos estuvo más tiempo en su casa se dio la oportunidad de realizar ciertas tareas que solía relegar. Entre ellas, supo lucirse con un guiso de lentejas con verduras y también algunas galletitas elaboradas a base de harina de algarroba con membrillo.

Pero no solamente se dedicó a la cocina sino que además acondicionó con elegantes juegos de madera y una casita en tela para que sus hijos jueguen a la vista de los adultos y protegidos del sol, en la galería que tiene el hogar familiar. El lugar cuenta con un parque, piscina y, además, un muelle donde se tiene acceso al lago artificial.

Una lengua letal

Parece incompatible pero no lo es. Y es que además del buen gusto y ternura que Mariana desplegó a la hora de decorar su casa, también puede mostrar otra faceta y ser dura y crítica. Ejemplo de esto, fue su postura ante la actitud que tuvo recientemente el ex de Cinthia Fernández.

Y es que tras la declaraciones del santafesino, quien dijo que tenía muchas cosas que vivir antes de ser padre, Brey sostuvo que “claramente, tiene el síndrome de Peter Pan", en relación a la incapacidad de algunos hombres para madurar debido a que no quieren dejar de ser niños.

Tiene un sindrome importante y bueno, está bien. Hay gente que vive así el resto de su vida y puede ser feliz.