UN PAPELÓN

Así fue cómo la mala puntería de Julián Weich lo hizo entrar en los momentos más icónicos de la TV

Quiso jugar a la pelota con la tribuna y las cosas no salieron como pensaba.
miércoles, 4 de agosto de 2021 · 17:00

Hacer programas en vivo no es fácil y menos cuando en el piso hay chicos que suelen responder a los acontecimientos de una manera espontánea. Y en este tono es el hecho que le sucedió a Julián Weich en oportunidad en que conducía un programa.

La anécdota se encuentra entre los bloopers o momentos más lamentables y disparatados de la televisión argentina ya que el conductor que sobrevivió al coronavirus comete un error en su puntería y le da un pelotazo en la cara a un nene que estaba en la primera fila.

Julián Weich no es dueño de una buena puntería. Y por eso, una gracia que quiso hacer con una gran pelota de plástico, terminó en tragedia cuando dio de lleno en la cara de Alejandro, un pequeño que lloró desconsoladamente, mientras él intentaba calmarlo.

Años más tarde, este episodio fue centro de burlas para el conductor cuando tuvo que iniciar un un programa de entretenimientos, con chicos.

Me encanta la propuesta, es un nuevo desafío y estoy seguro de que les va a gustar tanto a los más chicos como a los grandes.

El conductor fue quien llevó adelante muchos éxitos por la pantalla de El Trece, sobre todo Sorpresa y ½, un hito en la televisión argentina que lograba conmover a la audiencia las noches de los domingos.

 

No fue el único

Fue en 2002 y Mariana Fabbiani conducía Mariana de casa, un programa divertido donde además de ser un magazine, tenía público y Martiniano Molina, quien fuera intendente de Quilmes hace unos años, cocinaba. En el ciclo, la conductora tenía que debía patear un pelotazo a la tribuna.

Tápenle las cabeza a los chicos que tengo miedo de darle a alguno en la cabeza.

Lo grave es que  en su caso, la pelota fue directo al rostro de Elián quien solo sufrió un susto. La conductora varios años más tarde, en un programa del mismo canal volvió a pedir disculpas y le hizo una broma: “Vino a visitarme un par de veces. No quedó con ninguna secuela neurológica”.

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