Una propuesta divertida al aire libre: cómo es el club de polo donde van Fernanda Vives y su familia

Son muchos los famosos que optan por disfrutar de un deporte que antes estaba vedado. Y es que desde hace un tiempo, el polo y la equitación se trasformaron en disciplinas para toda la familia. Entre ellos, Fernanda Vives junto a su marido, Sebastián Cobelli, suelen disfrutar en uno de los clubes más prestigiosos de zona norte.

De este modo, la ex de la Tota Santillán encontró en este lugar un espacio de aire libre y campo donde suele ir tanto con su pareja, el ahora entrenador Seba Cobelli y su hija Brisa.

El lugar está en Benavidez y allí brindan clases grupales e individuales, se realizan prácticas de salto y también cuenta con un elegante restaurante que invita a pasar el día en familia. Tras unos días de descanso, Fernanda Vives retomó las clases.

Los caballitos se habían tomado vacaciones y hoy regresan al ruedo. Así que nosotras firmes con esta pasión.

Por su parte, el marido de la ex vedette también se lo vio muy entusiasmado con esta nueva costumbre que adquirió la familia: “es un lugar especial, donde podes comer, disfrutar de tus hijos, viéndolos entrenar o jugar en la plaza. Tomarte un café o unos mates al solcito”.

Tanto Fernanda como su hija mayor son habitués de este club donde también concurren otros famosos que viven en la zona norte. Para ellas es un momento de placer y también de tranquilidad. “Es increíble la paz que me trasmiten los caballos! Porque será? Amo este lugar”, posteó Fernanda.

Un conflicto familiar

Pero más allá de los momentos en que se los ve sonrientes y felices, parece que durante la cuarentena estricta, la pareja de Vives y Cobelli tuvo algunos chispazos, según contaron recientemente.

Y es que en marzo de 2020 y en el marco de la cuarentena estricta, Fernanda Vives invitó a su padre Rogelio a la casa que comparte con su marido Sebastián Cobelli y sus hijos, Brisa y Rocco, al temer por su tristeza o depresión.

Al principio fue algo muy valorado por todos pero, según contaron en el talk show que conducía Laurita Fernández en las tardes de El Trece, don Rogelio le tomó el gustito al cambio y pasa mucho tiempo en la casa de su hija, algo que generó conflictos en la pareja que lleva once años de casados.

 Al principio estaba bueno, porque nos ayudaba con los chicos y demás y después se empezó a complicar un poco la cosa.