Lejos del lujo y con originalidad, "El Agujerito Sin Fin” deslumbró al público preadolescente

Corría el año 1991 y, para los directivos de los canales, de la TV se presentaba todo un desafío que era captar a los preadolescentes, un segmento atractivo pero difícil de atraer. Sin embargo, hubo un programa que dio en la tecla y marcó una bisagra. Se trató de “El Agujerito Sin Fin”.

A este ciclo televisivo se sumaron algunas de las estrellas que más tarde se afianzarían como referentes de los más divertidos programas para chicos como fueron Julián Weich, Esteban Prol, María Eugenia Moilinary y Claudio Morgado.

Con recursos escasos pero mucha creatividad, marcaron un hito en la pantalla chica y en los programas para los más pequeños. Con “El Agujerito Sin Fin” quedaron demodé los contenidos de Flavia Palmiero o de Xuxa.

Pero además, sumaron un estilo más informal con un look mus casual en la forma de tratar a la audiencia y también en la forma de vestirse de Julián Weich. Además sumaron una mascota llamada Bas, e integraron el programa Pablo Marcovski Y Nancy Duplaá. La originalidad también se dio en que, por primera vez, en un programa de este tipo, la cortina músical fue una adaptación de un tema de la banda “Los Pericos”.

El ciclo se mantuvo durante tres años, al mediodía, en vivo y resultó atrapante incluso para toda la familia por los sketchs. El objetivo fundamental de la producción fue que los más pequeños fueron tratados como pares a la hora de la educación, y que la cultura puede transmitirse a través del diálogo.

Interacción con el público

En definitiva, la llave de este exitazo que fue “El Agujerito Sin Fin” fue su lenguaje sencillo. Lanzaron un disco pero además llevaban bandas en vivo y incluyeron la interacción con los llamados telefónicos.

Hubo un segmento que marcó la época cuando Morgado, Prol y Weich daban los “Consejos livianos” ´para lo que usaban el recurso de colgarse y mostrar la imagen al revés, para delicia de los televidentes de todas las edades de aquel entonces.