Bagels tiernos y perfectos: con pocos ingredientes y simples pasos lográ las rosquillas más famosas

Los bagels son de las exquisiteces más vendidas en las panaderías del mundo. Su origen es polaco, sin embargo, gracias al intercambio de culturas, se posicionó en Nueva York como el desayuno más característico del lugar. Tiene la posibilidad de ser rellenado con cualquier producto.

Esta rosquilla se cocina con harina de trigo y, antes de hornearla, pasa por agua hervida durante algunos minutos: esto da como resultado bagels con una cubierta ligeramente crujiente y un interior bastante sorprendente, con su miga densa. 

Ingredientes

• 3 cdas. de levadura
• 1 cda. de azúcar rubia 
• 1 chorro de agua tibia
• 500 g de harina 000
• 1 pizca de sal
• 1 huevo

Modo de preparación

• En un tazón, mezclá la levadura fresca, el azúcar y el agua tibia. Dejá descansar un rato para que la levadura se active. 
• En otro bol, tamizá la harina, agregá la sal por los bordes de afuera y formá un círculo en el medio: colocá el fermento que preparaste anteriormente. Mezclá bien hasta obtener una masa suave y elástica; si es necesario, agregá agua de a poco hasta formar la masa ideal. 
• Amasá durante 10 minutos sobre una superficie enharinada y luego dejá descansar la masa para los bagels, que debe estar bien tapada y a temperatura ambiente o cálida para que doble su tamaño.

• Retomá el amasado y dividí la masa en la cantidad de panecillos que quieras cocinar. Formá bollitos y dejalos descansar en una placa enharinada y tapada. Los bagels deben crecer un poco más.
• Pasados unos 15 o 20 minutos, con un cortador o con los dedos, haceles un agujerito en el medio y dales forma a los bagels. Cocinalos en agua hervida durante 40 o 50 segundos de cada lado.
• Batí un huevo para pintar los bagels: una vez que los retires del agua, ubicalos en una fuente para horno (si tenés papel sulfurizado, mejor, para que no se peguen). 

• Pintá los bagels con huevo batido, espolvoreales semillas (esto es opcional y depende del gusto de cada uno) y cociná en el horno durante 20 minutos, hasta que estén crujientes y dorados. Antes de servirlos, dejalos enfriar. Podés comerlos como sándwiches con el relleno que más te apetezca.