Estefanía Pasquini: una visión realista sobre las dietas y los placeres culinarios

Estefanía Pasquini, nutricionista y esposa del reconocido médico Alberto Cormillot con quien tiene un hijo de dos años y medio, comparte una perspectiva valiosa sobre cómo abordar las dietas de manera equilibrada y sostenible.

A menudo, cuando nos embarcamos en un plan de alimentación, nos asalta la duda: ¿deberíamos privarnos de nuestros alimentos favoritos para lograr resultados más rápidos? Estefanía Pasquini nos ofrece una respuesta sensata.

En primer lugar, Estefanía advierte que dejar de lado todas las comidas que nos gustan puede ser contraproducente. ¿Por qué? Aquí hay algunas razones clave: Al privarnos de nuestros placeres culinarios, podemos experimentar frustración y ansiedad.

La restricción extrema puede afectar nuestra motivación y adherencia a la dieta. Cuando finalmente volvemos a consumir esos alimentos prohibidos, es probable que lo hagamos en exceso. Esto puede llevarnos a recuperar el peso perdido o incluso a ganar más.

Eliminar por completo ciertos alimentos puede afectar negativamente nuestra salud física y mental. Privarnos de nutrientes esenciales puede provocar fatiga, irritabilidad y otros problemas. Estefanía compartió algunos principios fundamentales para mantener una alimentación saludable.

Comer de forma consciente implica prestar atención a nuestras elecciones y disfrutar de cada bocado. No se trata solo de calorías, sino de calidad y satisfacción. En lugar de eliminar alimentos, la esposa de Alberto Cormillot nos anima a incluirlos con moderación y equilibrio. No hay alimentos prohibidos, sólo elecciones inteligentes.

Nutrientes esenciales

No debemos privarnos de grupos de alimentos completos. Los carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas y minerales son esenciales para nuestro bienestar. Lo que realmente importa es el equilibrio entre las calorías que consumimos y las que gastamos. No se trata solo de lo que comemos, sino también de cómo vivimos.

Estefanía Pasquini no promueve las dietas extremas ni las restricciones drásticas. En cambio, nos invita a disfrutar de la comida con sensatez. Siempre que lo hagamos con moderación y ajustándose a nuestras necesidades individuales, podemos saborear esos gustitos sin culpa.