La elección del nuevo Papa podría tardar más de lo esperado

El Papa falleció hace algunos días dejando acéfala una de las organizaciones religiosas más importantes del mundo. Desde entonces el cónclave para la elección del próximo mandatario católico ya ha sido ordenado, aunque no hay certezas de que la discusión sea inmediata.

El Papa que sea elegido por voto de los Cardenales deberá pasar por un estricto protocolo que podría demorar más de lo que se piensa. De hecho, uno de los religiosos convocados a este fin ha dejado en claro que esto recién ha comenzado.

No es una novedad que el proceso para la elección de un nuevo líder cristiano católico es una tarea ardua y que demanda más que un simple recuento de votos. Intereses políticos y puja de poderes se mueven al mismo tiempo que el mandatario es elegido.

"Estamos en fase de discusiones, no de decisiones”.

El cardenal proveniente de España, François Xavier Bustillo, mencionó que el cónclave podría demorar más de lo estipulado para llegar a un acuerdo sobre la nueva dirección del Vaticano. Esto porque las aguas se han dividido entre el pensamiento progresista y el ultra conservadurismo.

Como se sabe, hay varios religiosos que pican en punta para hacerse con el máximo escaño católico, entre los que están el cardenal filipino, italianos y hasta africanos. Estos últimos han sido señalados como ultra conservadores, por lo que se experimentaría una fuerte regresión.

Los feligreses católicos de alrededor del mundo se han congregado en Roma para darle el último adiós al santo padre, pero también para esperar que los mandatarios internacionales decidan sobre el futuro de la iglesia a nivel mundial.

Las dudas

Si bien el Papa que será el nuevo líder del Vaticano está por determinarse las cosas se han tornado bastante complejas, principalmente porque hay un ala conservadora que quiere retornar a los principios más rígidos de la religión.

De hecho, se dice que los candidatos africanos tienen el apoyo de familias poderosas en Italia y que estarían interesadas en que se vuelva a lo más conservador y ortodoxo de la religión. Esto incluiría romper lazos con comunidades de género, administrativas y hasta con algunas parcialidades del mismo catolicismo.

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