Marcha por el cambio: para hoy está prevista la historia manifestación contra el régimen en Cuba

En La Habana y seis provincias más de Cuba se ha convocado a participar de la marcha por el cambio, una manifestación organizada por la oposición para exigir mejoras económicas y la liberación de los presos políticos.

La intención de protestar en Cuba se mantiene pese a que el oficialismo amenazó con fuertes sanciones y que Yunior García, un dramaturgo de la isla que llamó a participar de la actividad, ha sido intimidado con una fuerte custodia policial en su casa, instalada desde el sábado y que le impide movilizarse.

Aunque hay mucha expectativa por la histórica expresión de rechazo al Gobierno de Miguel Díaz Canel en Cuba, también hay temor por las represalias y la posibilidad de que se organice un operativo militar en la que haya capturas masivas.

El Gobierno culpa a Estados Unidos por la organización de la marcha, sostiene que el país norteamericano financia y dirige este tipo de actividades para mantener el efecto negativo del embargo que rige hace décadas en el territorio.

La ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha señalado la importancia de que las autoridades cubanas protejan y faciliten la expresión en las protestas pacíficas y destacó que la intimidación es una forma de pisotear los derechos ciudadanos.

Ya hubo expresiones de respaldo en Miami

En Estados Unidos, la comunidad cubana en Miami, Florida, salió a las calles ayer para mostrar su apoyo a quienes saldrán a las calles hoy para manifestarse en contra del Gobierno, pese a las amenazas y la posibilidad de ser detenidos y aislados, como en las protestas del 11 de julio.

A partir de hoy funcionará en el territorio cubano un centro de información del exilio, que recogerá y difundirá las noticias por si el Gobierno responde nuevamente con un apagón de Internet, a fin de incomunicar a la oposición.

En las últimas horas, periodistas de diferentes agencias de noticias denunciaron que fueron llamados a una reunión en las que se les retiraron las credenciales a fin de impedir que las imágenes de las protestas lleguen a otras partes del mundo.