Dramático relato de la lucha contra el coronavirus en Chile: “Estamos preparados para lo peor”

La segunda ola del coronavirus avanza a grandes pasos en Chile, pese a su exitosa campaña de vacunación que lo puso como un ejemplo en la región. Sin embargo, una de las personas que mejor ve cómo avanza el virus es Macarena Piñeda, quien es enfermera y trabaja en una de las zonas más críticas: la terapia intensiva.

Con 28 años, hace un año tuvo que cuidar a una paciente que ingresó con coronavirus en el Hospital de Urgencia Asistencia Pública de Santiago de Chile, que luego se convirtió en una de las primeras víctimas fatales. “Nosotros estábamos acostumbrados a tener pacientes críticos, pero la pandemia dio un vuelco de 180 grados”, aseguró.

En una entrevista con BBC Mundo, contó que el coronavirus es “una enfermedad muy traicionera”, ya que nunca se sabe cómo pueden reaccionar los pacientes. “De repente, tenemos cuatro fallecidos, uno tras otro, con paros simultáneos, entubaciones. Eso es algo que antes no pasaba regularmente”, sentenció.

Piñeda afirmó que la segunda ola “ha sido mucho peor que la primera” en el país trasandino, ya que cada vez son más los pacientes que llegan en grave estado. Además, aseguró que el personal médico está cada vez más cansado: “No tenemos tiempo ni siquiera para ir al baño, para desayunar o comer, recién a las 5 de la tarde puedo almorzar algo”.

Todo se intensifica más con los cuidados que requieren las personas con coronavirus en terapia intensiva, ya que hay que tener “seis ojos en el monitor y seis ojos en el paciente” en caso de que alguno sufra una descompensación. “Normalmente, yo tengo tres pacientes a cargo. Cada dos horas, tengo que cambiarlos de posición”, explicó la enfermera de Chile, quien además aseguró que siempre están “preparados para lo peor”.

El doloroso último adiós

Al momento, Chile alcanzó los 26.020 fallecimientos por coronavirus. Debido a la contagiosidad del virus, cada vez que un paciente pierde la vida, los enfermeros deben colocar los cuerpos en una bolsa especial, la cual no puede abrirse y sus parientes no pueden verlo para despedirse. “Para mí eso es terrible”, manifestó Piñeda.

Nadie sabe lo que es estar realmente dentro de esa sala y ver cuando se te muere un paciente después de haber hecho todo para salvarlo.

Los enfermeros cumplen además el rol de “contener a la gente afuera del hospital” por haber perdido a un ser querido. “Te ruegan poder entrar para poder abrazar a sus familiares muertos. Y yo qué más daría para decirles que sí, pero lamentablemente no puedo”, expresó la joven chilena.

Cansancio y enojo

La enfermera aseguró que quienes trabajan en el ámbito de la salud están muy cansados y que ya no mira las noticias sobre el avance del virus porque ella lo vive de cerca. “Prefiero no hacerlo, por sanidad mental”, admitió.

Por otro lado, Piñera se mostró molesta con quienes incumplen las medidas impuestas en Chile para reducir los contagios: “No entiendo a la gente que organiza fiestas clandestinas o se saltan el toque de queda”. Además, explicó que cada vez son más los jóvenes que se contagian de la enfermedad y la transmiten a familiares mayores que luego fallecen “solo por quisieron estar un rato con sus amigos”.

“Muchos creen que esto es un juego, pero me encantaría invitarlos un día para que vean cómo se comporta la enfermedad para que le tengan un poquito más de respeto”, criticó.