Vaticano

El papa Francisco besó el número tatuado en el brazo de una sobreviviente de Auschwitz

El Sumo Pontífice realizó hoy su habitual audiencia pública de los miércoles.
miércoles, 26 de mayo de 2021 · 11:34

El papa Francisco besó hoy el tatuaje con el número de prisionera de la ciudadana polaca Lidia Maksymowicz que se le hizo cuando estuvo detenida en Auschwitz, uno de los campos de concentración del nazismo. La anciana de 81 años de origen bielorruso quedó muy conmovida con el encuentro con el líder de la Iglesia Católica.

Ninguno de los dos habla un idioma que resulte comprensible para ambos, pero un gesto vale por todo. Maksymowicz se arremangó la blusa para mostrarle al Sumo Pontífice el tatuaje con el número "70072". Instintivamente, Francisco se inclinó y besó la marca antes de abrazarla

Maksymowicz afirmó que admira a Francisco como admiró a Juan Pablo II.

La anciana le dio a Francisco tres regalos. Uno de ellos, que simboliza la memoria, es un pañuelo con unas franjas azules y blancas con la letra “P” (Polonia), objeto que utilizan los prisioneros polacos en los actos conmemorativos. "Con el Santo Padre nos entendimos con los ojos, no tuvimos que decirnos nada, no hacían falta las palabras", declaró luego la mujer, citada por el medio Vatican News. Antes, le había hecho un gesto del número tres, los años que tenía cuando junto a su madre la deportaron a Auschwitz. 

Fuente: (Rome Reports en Español)

 

Deportada con solo 3 años

Maksymowicz se encuentra en Italia para presentar un documental “70072, la niña que no sabía odiar”, que narra su vida. Cuando tenía tan solo 3 años fue deportada a Auschwitz Birkenau junto con su madre y sus abuelos maternos, acusados de colaborar con los partisanos. Madre e hija fueron separadas, y Lidia, con su número plasmado para siempre en el brazo, fue enviada al pabellón de niños donde trabajaba el médico nazi y criminal de guerra Josef Mengele.

Maksymowicz se reencontró con su madre, a quien creía muerta, en 1962.

Bien conocidos son los experimentos que Mengele hizo en niños, sobre todo en gemelos. Inyectó vacunas, virus y venenos. “Era una persona atroz, sin límites ni escrúpulos. Día tras día muchas personas perdieron la vida en sus manos. Después de la guerra, se encontraron libros con referencias a números tatuados, incluido el mío", relató Maksymowicz. La anciana dice no acordarse qué hizo Mengele en su cuerpo, pero que todavía recuerda su mirada y el dolor que sintió.