India

Coronavirus en India y Brasil: los factores en común que provocaron el desastre en ambos países

Ambos países registraron cifras récord de contagios y muertes en los últimos meses.
lunes, 3 de mayo de 2021 · 09:24

Pese a que sus demografías, economías, superficie y sistema de gobierno, entre otros factores, sean totalmente diferentes, India y Brasil comparten cuatro factores que influyeron en el desastre sanitario que padecen. Varios estados brasileños llegaron a la saturación hospitalaria y algunos distritos, incluso, registraron un colapso en marzo y principios de abril. En India, lo mismo acontece ahora mismo, en la capital, Nueva Delhi, y en algunos estados como Maharashtra y Uttar Pradesh. Aquí, lo que ambos países tuvieron en común.

 

Variantes más infecciosas

India detectó una nueva variante de coronavirus, la B.1.617, con una doble mutación, a mediados de febrero. Se cree que esta variante contribuyó a empeorar la segunda ola de la pandemia debido a su alta incidencia en dos de los estados más afectados: Punjab y Maharashtra, explicó Rajib Dasgupta, director del centro de medicina social de la Universidad Jawaharlal Nehru, en Nueva Delhi.

La segunda ola de la pandemia se disparó en India durante el último mes.

En el caso de Brasil, se afirma que la mutación P.1, mucho más contagiosa que la anterior y detectada por primera vez en Manaos, fue la principal responsable del colosal aumento de casos en la capital amazónica. Luego, esta variante se extendió por todo el territorio. Sin embargo, el desastre sanitario en ambos países no puede ser explicado solo por la aparición de nuevas mutaciones.

 

Eventos masivos de alta transmisión

En los meses previos a que explotaran los contagios, en ambos países se registraron eventos que facilitaron la transmisión del virus. En el caso del país asiático, hubo aglomeraciones a causa de fiestas religiosas y actos políticos. Sin ir más lejos, el 17 de abril, día en que India registró 261 mil contagios, el primer ministro Narendra Modi, sin barbijo, celebró ante una multitud: “Nunca vi tanta gente en un acto”. Estaba en medio de la campaña electoral por los comicios regionales.

Acto electoral de Modi.

En el caso brasileño, los acontecimientos que influyeron en la disparada de las infecciones fueron las aglomeraciones en bares y fiestas clandestinas, así como también las celebraciones religiosas y los feriados importantes como Navidad o Carnaval.

 

Confusa gestión de los Gobiernos

Durante la primera etapa de la pandemia, el Gobierno de Modi decretó un confinamiento a nivel nacional, con lo difícil que puede ser esto en un país de más de 1.300 millones de habitantes. Sin embargo, después de meses de cierre y de un descenso de los contagios, las actividades volvieron a su funcionamiento habitual. El país se relajó, pero el Gobierno no aprovechó el momento de alivio para reforzar su sistema sanitario.

Inclusive, Modi llegó a decir que la práctica de yoga ayuda al sistema inmune para protegerse contra el coronavirus, algo para lo que no existe evidencia alguna. Más aún, ahora se niega a aplicar medidas nacionales e intentó responsabilizar a las autoridades regionales por el descontrol.

En tanto, en Brasil, nunca hubo una política nacional frente a la gestión de la pandemia, lo que resultó en un confuso menjunje de medidas dispuestas local o regionalmente y siempre con la desaprobación del presidente Jair Bolsonaro. Tanto el indio como el brasileño afirmaron que la pandemia estaba en su fase final en sus países justo antes de que la situación se deteriorara rápidamente.

Abril fue el mes más mortífero de la pandemia en Brasil.

 

Ritmo lento de vacunación

En el caso de India, resulta irónico que su campaña de vacunación (“la mayor del mundo” como la calificó el Gobierno) avance de manera tan lenta cuando el país asiático es el mayor productor de vacunas del planeta. Sin embargo, al día de hoy, solo pudo inyectar la primera dosis a poco más del 10% de su población. 

La campaña de vacunación tampoco pudo todavía ayudar a Brasil a bajar los contagios y muertes porque aún hay pocas dosis. Hasta el 29 de abril, el país vecino había aplicado la primera dosis de la vacuna a unas 31.2 millones de personas, es decir, alrededor del 14% de su población de 210 millones de habitantes.