TAILANDIA

Increíble: cientos de monos vuelven a sembrar el terror en las calles de Tailandia

Los simios hambrientos vandalizan toda una ciudad en busca de comida.
domingo, 1 de agosto de 2021 · 15:05

La famosa ciudad de Lopburi, ubicada en la región central de Tailandia, es una de las provincias tailandesas más turísticas de todo el país, debido a que cuenta con un sin fin de templos religiosos y galerías culturales que enaltecen el atractivo de la zona.

Por todo el extremo este de la urbe atraviesa el célebre río Chao Phraya, muy visitado por decenas de miles de turistas que cada año viajan a este país del sur de Asia para conocer más sobre esta civilización milenaria.

Sin embargo, el principal atractivo turístico con el que cuenta la ciudad de Lopburi es una comunidad de monos silvestres que cohabitan libremente en las calles junto con los humanos desde hace ya un par de años. 

Los monos escaparon de un zoológico y se empezaron a alimentar con las ofrendas de frutas en los templos.

Cientos de turistas de decenas de países del mundo viajan anualmente hasta esta ciudad de Tailandia con el objetivo de visitar el templo sagrado de Lopburi, una edificación que cuenta con un galpón posterior donde habitan más de 8.000 ejemplares de macacos, una cifra que aumenta con el paso de los años.

Los visitantes siempre alimentaban a estos animales con frutas, vegetales y verduras, todo esto a cambio de una respectiva foto con los simios y un momento de contacto cara a cara con estos particulares ejemplares.

No obstante, con la llegada de la pandemia del coronavirus y la implementación de las distintas restricciones sanitarias para prevenir la propagación del virus, los viajeros empezaron a escasear, y con ellos, la tan preciada comida de los monos

La comunidad de monos aumentó de seis a ocho mil en un año.

 

Monos hambrientos, sinónimo de anarquía 

El año pasado, durante las primeras restricciones por la pandemia, estas bandadas de monos fueron noticia a nivel global cuando desataron un verdadero estado de anarquía en la ciudad de Lopburi, a unos 150 kilómetros de la capital tailandesa, Bangkok, donde además de sembrar el pánico en busca de comida causaron graves destrozos.

Las imágenes parecían sacadas de la película de ciencia ficción estadounidense: “El planeta de los simios”, con cientos de monos hambrientos que se peleaban en las calles por un pedazo de comida o un poco de agua.

Se trepaban a los techos de los autos, robaban alimentos de los comercios y las casas, corrían en el medio de las transitadas avenidas con los vehículos en marcha y vandalizaron la ciudad de forma tal que las autoridades se encontraban de manos atadas.

Las autoridades confirmaron que son dos manadas de monos de dos especies diferentes. 

 

Ayuda internacional 

Al difundirse las catastróficas imágenes por todo el mundo, cientos de donadores anónimos empezaron a enviar fondos a una fundación local que se autodenominó como “los protectores de los monos de Lopburi”, una organización compuesta de médicos veterinarios y voluntarios que alimentaron a los hambrientos animales y les ofrecieron atención médica, además de organizar una jornada de castración masiva para evitar la procreación acelerada.

Pero los esfuerzos de los organismos sin fines de lucro y del Gobierno regional de Tailandia no han podido contener del todo a estas hordas de monos hambrientos que cada vez se reproducen más rápidamente y que, según los medios locales, han vuelto a desatar el pánico y la anarquía durante esta semana en la ciudad de Lopburi

 

Pedidos al Gobierno Federal de Tailandia

Además de solicitar mayor respaldo a la máxima autoridad del Estado, los organismos regionales piden, entre otras cosas, un fondo económico para poder mantener el gasto de alimentar a miles de simios y las nuevas crías que nacen con más frecuencia. 

Los pobladores recomiendan no alimentar a los monos con comidas altas en azúcar, porque aumentan sus niveles de agresividad.

También solicitan al Ministerios de Agricultura y Tierras de Tailandia que se les conceda un extenso terreno boscoso a las afueras de la ciudad para poder formar un santuario natural para estos animales. Estas hectáreas servirían para brindar cobijo a los indefensos macacos que viven actualmente a la intemperie de la selva de concreto. Y, a la par, plantean que con este nuevo recinto natural se podría reactivar el turismo local, dado que este rubro se redujo a un 40% desde la llegada de la pandemia.