AMÉRICA LATINA
El verdadero día en el que Cristóbal Colón encontró América del Sur
El explorador genovés describió en su diario la belleza y tecnología de los nativos.Aunque popularmente se conoce al 12 de octubre de 1492 como el día del “Descubrimiento de América” por parte de los europeos, no fue sino hasta 1498, que el almirante y cartógrafo italiano Cristóbal Colón ingresó por primera vez en tierras continentales.
El 2 de agosto de 1498, durante su tercer viaje a las Indias Occidentales (hoy América), el navegante Genovés halló nuevas tierras, entre ellas una pequeña isla a la que llamó Trinidad, y no muy lejos de esta una porción de costa a la que bautizó como Tierra de Gracia, hoy la península de Paria, en Venezuela.
En este lugar, Cristóbal Colón se topó con nuevos indígenas y registró con extremo detalle el encuentro en su famoso diario de viaje. Sin embargo, el afortunado emisario de los reyes católicos de España estaba lejos de saber que frente a sus ojos se hallaba un vasto continente que hoy es conocido como América del Sur.

Los antecedentes del tercer viaje de Cristóbal Colón
El 30 de mayo de 1498, el almirante Cristóbal Colón partió desde el puerto de Sanlúcar con destino a La Española (hoy República Dominicana y Haití), el primer asentamiento europeo levantado en América. Años antes, el viajero y su tripulación habían hallado territorios desconocidos para Europa y extraordinariamente ricos.
En su viaje anterior, el viajero fundó junto a un contingente militar la ciudad de La Isabela, hecho que motivó los primeros actos de resistencia indígena, ya que algunos pobladores previeron las intenciones de conquista y sometimiento que traían los recién llegados.
Colón había mandado a construir la ciudad de Concepción de la Vega, un asentamiento cuyo único fin era la extracción de oro. El líder indígena de la zona, el cacique Caonabo, salió al combate con el fin de desalojar a los extranjeros; sin embargo, el poderío armamentista y la alianza con tribus enemigas desmanteló cualquier oportunidad de resistir al arrollador proceso de conquista y colonización que se desarrollaría en los siglos subsiguientes.
La batalla de la Vega Real, como se le conoció al primer enfrentamiento entre aborígenes y españoles, demoró los planes de estos para hacer nuevas exploraciones. Es por esta razón que Colón debió volver a España en 1496.
Finalmente, el almirante partió del reino de España al mando de seis embarcaciones y, tras haberse detenido brevemente en La Española, el 1 de agosto de 1498 escuchó un nuevo grito de: “tierra a la vista”.
Colón en el continente suramericano
El descubrimiento oficial de la tierra firme quedó registrado en los diarios de Cristóbal Colón. En ellos, el explorador relató sus impresiones sobre los lugares y poblaciones que allí encontraron. Aunque el texto está plagado de opiniones y supersticiones europeístas, dejan un testimonio indeleble de las etnias y culturas que allí moraban.
“El día siguiente vino de hacia Oriente una gran canoa con veinticuatro hombres, todos mancebos y muy ataviados de armas, arcos, flechas y tablachinas; todos mancebos de buena disposición y no negros, salvo más blancos que otros que haya visto en las Indias, y de muy lindo gesto, hermosos cuerpos y los cabellos largos y llanos cortados a la guisa de Castillas. Traían la cabeza atada con un pañuelo de algodón, tejido a labores y colores, el cual creía yo que era almaizar; y otro de estos pañuelos traían ceñido y se cobijaban con ellos en lugar de usar pañetes”, escribió Colón en una de las páginas de su famoso diario, en alusión al primer contacto con poblaciones suramericanas.
Al ver aquella recepción, el almirante ordenó a los tripulantes de los barcos regalar algunos presentes a los indígenas que se aproximaban a sus carabelas, no sin antes demostrarles que también eran capaces de combatirlos hasta la muerte, lo que sin duda pasaría años después, cuando los indígenas descubrieran la ambición del hombre blanco.
No quiso Cristóbal Colón arriesgarse a hacer un descenso temprano, y decidió recorrer las costas de la zona que hoy es conocida como el Golfo de Paria. En estas exploraciones se hallaba cuando divisó en las orillas cercanas un gran cúmulo de moluscos. Esto solo podía significar una cosa: era una tierra rica en perlas.
Seguro de haber hallado un nuevo lugar de explotación, y casi como un antónimo de lo que vendría para la población aborigen, el ambicioso navegante bautizó estos dominios de los indios Caribe como Tierra de Gracia.
Fuente: (Programa Explora)
El primer pie europeo en América del Sur y el extraño fenómeno del agua dulce
El 3 de agosto de 1498, tras asegurarse de que los pobladores eran amistosos, Cristóbal Colón y sus exploradores ponen el primer pie europeo en Macuro. Ese día, sin saberlo, el almirante y sus recibidores cambiarían para siempre el destino de la indígena América del Sur y el de Europa.
Los extranjeros fueron recibidos con diversos agasajos alimenticios y danzas típicas. Todo esto lo relatan los tripulantes en sus crónicas y diarios. A los nativos se les compara con otras poblaciones y sus celebraciones evocan en los recién llegados recuerdos de las fiestas tradicionales españolas.
Pese a creer haber descubierto una nueva isla, mucho más grande a las anteriores, el navegante genovés se encontró con un enigma que se vio imposibilitado de comprender: el agua dulce en la costa era capaz de vencer el abrazo del agua salada; esto únicamente podría deberse a la desembocadura de un río caudaloso (hoy se sabe que era el Orinoco), cuya potencia solo podría provenir de tierra firme.
Luego de 12 días de contacto y de probar los “peces en abundancia” de esta “gente del mar”, Cristóbal Colón y sus tripulantes decidieron volver a La Española, a fin de registrar y anunciar sus nuevos hallazgos.
Aún le haría falta un último viaje a Colón, ese en el que halló la costa Caribe de Centroamérica. No obstante, el aventurero y primer europeo en América nunca imaginó la magnitud de sus hallazgos, ni la forma en la que estos cambiarían el desarrollo de la historia de Europa y del continente americano.
Cristóbal Colón murió el 20 de mayo de 1506 sin saber que aquel encuentro con los indígenas de la Tierra de Gracia sería el comienzo de una de las campañas de conquista y colonización más importantes de la humanidad, ni tampoco fue capaz de imaginar la magnitud de la devastación y explotación que su primer paso en tierra firme supondría para los nativos.