La variante de Delta amenaza con destruir el control de China sobre la pandemia

La variante Delta avanza sobre China, y la cuantiosa medida de aislar ciudades vuelve a estar sobre la mesa pese a las esperanzas de los líderes chinos que confiaban en mantener al coronavirus fuera del país necesitan un enfoque menos perturbador.

A medida que la cepa altamente contagiosa de la COVID 19 obliga a los Estados Unidos y a otros lugares a restablecer las restricciones, la nación del presidente Xi Jinping enfrenta el brote de casos más crítico desde el pico generado el año pasado, cuando la enfermedad salió de los mercados de Wuhan.

El Partido Comunista establece progresivamente las tácticas que cerraron China en 2020. Hasta ahora se ha cortado el acceso a una ciudad de 1,5 millones de habitantes, se cancelaron todos los vuelos al área y se ordenaron pruebas masivas en algunas zonas de la urbe.

Con una estrategia de “tolerancia cero”, Beijing ordena poner en cuarentena todos los casos hallados e intenta bloquear posibles nuevas infecciones en espacios comunes y exteriores, medidas que ayudaron a contener el brote del año pasado y que han liberado a China en gran medida del impacto del virus.

Pero con la llegada de la variante Delta, el impacto en el trabajo y la vida de millones de personas genera advertencias de que China necesita aprender a manejar el coronavirus sin recurrir a cortes que afecten a la economía y el desarrollo social.

Fuente: (France 24)

El impacto epidemiológico de los Juegos Olímpicos

Aún hay una prueba más que China deberá superar en lo pronto, y es la llegada de miles de atletas, reporteros y personas que volverán de los Juegos Olímpicos de Tokio. El manejo de este escenario podría llevar al país a no cumplir con sus objetivos económicos, lo que impactaría en la sensibilidad social y en el liderazgo político de la nación comunista.