COP15
COP15: fracasará si no se acuerdan mecanismos para vigilar los compromisos con la biodiversidad
Grupos ambientalistas le atribuyen esta carga a la no aplicación de los acuerdos pactados desde el año 2002.
La Convención de las Naciones Unidas que refiere al compromiso de los países miembros a realizar un acuerdo para proteger la naturaleza y biodiversidad del mundo denominada COP15, se realiza en Montreal, Canadá desde el 7 al 19 del corriente mes.
Los países miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a llevar a cabo objetivos clave en el año 2002 y lo hicieron nuevamente en 2010, sin embargo, apenas se llevaron a cabo dichos acuerdos por lo que la situación sobre la biodiversidad preocupa principalmente a la comunidad científica y las agrupaciones ambientalistas, que, desde ya, advierten que la COP15 podría fracasar.
Este fracaso de la COP15 estaría estrechamente ligado a la falta de abordaje de mecanismos de aplicación y vigilancia para los acuerdos pactados respecto a la protección del medio ambiente por parte de los países miembros. En este caso, los países que participan de la Convención deberán fijar veinte objetivos para evitar la pérdida irrecuperable de biodiversidad a nivel planetario.
Cerca de 5.000 delegados de los 193 países miembros son los encargados de llevar a cabo esta tarea tan necesaria de acordar la paz con la naturaleza. Debido a que el actuar del ser humano en los últimos años tuvo un impacto increíblemente alto en lo que a perdida de biodiversidad se refiere, es que los líderes en el mundo de la especie más contaminante del planeta deben acordar una tregua con “la casa común” para todas las especies.
Palabras del Papa Francisco
El máximo referente de la Iglesia cristiana, el Papa Francisco, comparte la preocupación de la subida de los mares y el aumento de las temperaturas promedio, así también como la tarea activa por parte de los grupos ambientalistas de intentar instar a los países a comprometerse en acuerdos de protección de la naturaleza.
En palabras del sumo pontífice: “Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana, (…) participar activa o pasivamente en la destrucción de la biodiversidad, entonces, es un pecado ecológico”.
