DANIEL ORTEGA

Daniel Ortega sumó 758 organizaciones expulsadas del territorio nicaragüense

Este fin de semana se ordenó la salida de más de 100, entre ellas una de la Orden Madre Teresa de Calcuta.
domingo, 26 de junio de 2022 · 08:00

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ordenó este fin de semana el cierre de 101 ONG (Organizaciones No Gubernamentales), entre ellas una asociación de misioneras de la Caridad de la Orden Madre Teresa de Calcuta, según un decreto publicado por el Poder Legislativo.

Con la disposición, suman 758 organizaciones, de más de 6 mil en el país, que ya no son legales a solicitud del mandatario nicaragüense. Desde diciembre de 2018, Daniel Ortega ha promovido la salida de las entidades que han criticado su gestión.

Ortega arremetió contra cientos de organizaciones.

La orden de Daniel Ortega ocurrió ocho meses después de que estalló una revuelta popular debido a sus reformas a la seguridad social. Entonces, el Gobierno sandinista consideró el rechazo de la población como un intento de golpe de Estado.

La administración del presidente de Nicaragua le atribuye a las mojas de la Caridad de la Orden Madre Teresa de Calcuta el incumplimiento de sus obligaciones, además de la transgresión a la Ley de Lavado de Activos, el Financiamiento del Terrorismo y el Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva.

El Legislativo, de mayoría sandinista, respalda las decisiones del presidente.

De acuerdo al Ejecutivo, las misionaras no están acreditadas por el Ministerio de la Familia para funcionar como un centro de desarrollo infantil, hogar de niñas o un asilo de ancianos. Además, sostiene que no tienen el aval del Ministerio de Educación para reforzar el aprendizaje en el territorio.

 

Más de 30 años al servicio de los nicaragüenses

La Asociación Misioneras de la Caridad fue creada en agosto de 1988 durante el primer régimen sandinista luego de una visita de la Madre Teresa de Calcuta, quien se reunió con Daniel Ortega cuando también era presidente.

La gestión de Ortega ha sido criticada internacionalmente.

Las religiosas administran un hogar en el que albergan adolescentes abandonados y abusados, a quienes les brindan educación integral y ayuda psicológica.