AFGANISTÁN
Amnistía Internacional condena la represión de los talibanes contra las mujeres de Afganistán
La violencia ejercida por los varones, discriminación y cierre de escuelas preocupan a la comunidad internacional.Amnistía Internacional presentó un nuevo informe sobre la situación de las mujeres en Afganistán y denunció que están sometidas a una asfixiante represión por parte de los talibanes, quienes tomaron el poder hace casi un año.
Aunque los fundamentalistas aseguraron en un principio que las mujeres de Afganistán serían respetadas y no se les privaría de ningún derecho, ha ocurrido todo lo contrario. Las niñas de todo el país tuvieron que dejar la escuela, la mayoría de las mujeres tuvieron que renunciar a sus trabajos y se les obligó a utilizar el burka para salir a las calles.
Amnistía Internacional nombró su investigación “Muerte en cámara lenta: mujeres y niñas bajo el control talibán”, lo que refleja el nivel de represión al que son expuestas en Afganistán, donde aumentó la violencia machista, las detenciones por normas opresivas, la discriminación y los matrimonios forzados a edades tempranas.
Los talibanes están devastando las vidas de las mujeres y las niñas de Afganistán con la represión de sus derechos humanos.
Antes de asumir el Gobierno en la nación del Medio Oriente, los talibanes se habían comprometido a implementar sus normas, pero sin extremos religiosos; sin embargo, ha sido más que evidente el hostigamiento a las afganas, el sometimiento, los abusos, torturas físicas y psicológicas injustificadas.
Pobreza, desinformación y abandono
Aunque algunas mujeres valientes de Afganistán han salido a las calles para protestar contra la represión de los fundamentalistas, la mayoría de ellas tienen miedo a ser arrestadas. “Cuando están presas no tienen acceso a comida, agua, ventilación, productos de higiene y atención médica adecuada.
Amnistía Internacional asegura que, para recuperar su libertad, las afganas son obligadas a firmar un acuerdo en el que se comprometen a no volver a protestar, a no hablar en público de sus experiencias en detención y no quejarse por las condiciones de vida en el territorio. Las mujeres no pueden salir de sus casas, a menos que lo hagan acompañadas por un hombre que permanece a su entorno familiar.