Protestas en Irán dejan sin internet a la población: el Gobierno limitó el acceso a las redes sociales

El Gobierno de Irán bloqueó el jueves el acceso al internet y a todas las plataformas digitales del país para evitar las convocatorias de nuevas movilizaciones, justo cuando se cumplen seis días de intensos disturbios por la muerte en custodia de una joven que fue detenida por la policía moral. 

Hasta el momento, las movilizaciones en Irán se han cobrado la vida de al menos 17 personas, dos de ellas son efectivos de la fuerza pública del norte del país, donde las protestas han sido especialmente intensas. 

No obstante, la ONG de oposición Irán Human Rights (IHR), con sede en Oslo, estima que el número de fallecidos es de 31 civiles y dos policías, aunque el Gobierno iraní se ha negado a aceptar esta cifra de muertos. 

En medio de esta masiva ola de descontento social, la población iraní se encuentra hoy completamente silenciada e incomunicada, puesto que el Gobierno bloqueó el acceso al internet y las plataformas de mensajería como WhatsApp e Instagram, utilizadas por la población como plataforma de convocatoria para las protestas. 

Mientras esto sucede, las fuerzas de seguridad de la República Islámica han recrudecido los métodos de represión y han decretado el estado de sitio en Teherán, capital de Irán, para obligar a las personas a no salir de sus casas. 

Las fuerzas antimotines del país han reprimido a los manifestantes con perdigones, balas de gomas, gases lacrimógenos y cañones de agua, mientras que el régimen iraní ha deslegitimado las protestas bajo el argumento de que “son acciones desestabilizadoras perpetradas por grupos opositores”. 

Por qué iniciaron las protestas en Irán 

Las protestas contra el régimen teocrático de Alí Khamenei estallaron el pasado viernes, 16 de septiembre, tras la muerte bajo custodia de la joven kurda Mahsa Amini, de 22 años, quien fuera detenida por la policía moral de Irán por un presunto “mal uso del hiyab”, el velo que utilizan las mujeres musulmanas para cubrirse la cabeza y pecho. 

Su repentina muerte ha desencadenado una ola de repudio mundial y ha dejado las mayores protestas sociales registradas en el país árabe desde 2019, cuando la población se movilizó en masa para rechazar la suba de los precios de la gasolina y el alto costo de la vida.