ENTREVISTA MINUTO ARGENTINA

“El discurso de odio mata”: Cristina Montserrat Hendrickse

En entrevista para Minuto Argentina la abogada trans nos explicó las repercusiones que deja el prohibir el uso del lenguaje inclusivo.
martes, 9 de agosto de 2022 · 14:06

El lenguaje inclusivo nació como un conjunto de propuestas para visibilizar la diversidad de géneros a través de la expresión oral y escrita. Si bien su uso data de hace varias décadas, en los últimos años ha ganado auge, ya que se ha convertido en una forma usual de comunicación, principalmente en la comunidad LGBT. Sin embargo su uso no es exclusivo de esta población, como detalla Cristina Montserrat Hendrickse.

En entrevista para Minuto Argentina, Cristina Montserrat Hendrickse, docente, activista y abogada trans, nos explicó que esta forma de comunicación se deriva del concepto de que el lenguaje castellano es androcéntrico, es decir, que se centra en lo masculino, y, a su vez, es binario, es decir que no admite las diversidades de género.

En este sentido, la abogada sustenta que las distintas propuestas que se han creado a lo largo del tiempo, en torno al lenguaje inclusivo, tratan de sustituir letras como la “o” o la “a”, asociadas a lo masculino y lo femenino, por la “x”, el "@" o la “e”, con el propósito de incluir lo femenino, masculino y la diversidad de género, como declara Cristina Montserrat Hendrickse.

Los docentes no pueden usar el lenguaje inclusivo en sus clases.

Si bien este tipo de expresiones no se han formalizado, al menos en Argentina es una propuesta que se ha incorporado con fuerza en las nuevas generaciones. A su vez ha generado un cambio no solo en el uso del lenguaje en sí, sino cultural, “en cuanto a la forma de mirar las diversidades”, ya que el lenguaje es dinámico, cambiante y, por sobre todo, permite definir la forma en la que vemos el mundo.

Por ello, más allá de que se convierta en una forma de expresión, el lenguaje inclusivo permite reconocer, visibilizar y respetar todas las identidades de género, al igual que otros derechos fundamentales, como la libertad de expresión. 

Sin embargo, el pasado 9 de junio, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prohibió el uso del lenguaje inclusivo en todas las escuelas de la Ciudad, tanto públicas como privadas, a través de una resolución que, además de ser muy cuestionada, hoy es debatida en la justicia.

A diferencia de la Ciudad, varios ministerios de la Nación usan el lenguaje inclusivo en sus comunicaciones.

En palabras de Hendrickse, el Gobierno de la Ciudad con su medida dio dos mensajes distintos: el primero es el que se emitió ante los medios de comunicación, donde se dijo que se prohibía el uso del lenguaje inclusivo en todas las comunicaciones académicas, por lo que ni maestros ni estudiantes pueden emplear la “x”, la “e” y el "@".

El segundo mensaje, el jurídico, fue el que se dio a conocer en la resolución, donde se dice que los docentes “deben aplicar las normas del idioma español”, lo cual, según explica la activista en diálogo para este diario, “es un poco confuso y no coincide con lo que comunicaron en los medios”. 

La abogada señala que la medida además es confusa, porque “jurídicamente hablando el español no existe, sino el castellano”, lo que genera no solo el problema para determinar qué es el español, sino cuáles son sus reglas.

Esto, sumado a que, por ejemplo, en Argentina, se reconocen distintas lenguas indígenas como el mapuche, el guaraní, el quechua, entre otras, lo significa que no hay un solo idioma o lengua. Incluso, si la medida del Gobierno porteño realmente hablara de las reglas de la Real Academia Española, no se podría aplicar, ya que en el país no se usan expresiones en castellano como el “vosotros”, sino que existen otros modismos propios de la región.

Por lo que, como sostiene la docente, la resolución de la Ciudad no solo es “impracticable”, sino que resulta una “ridiculez”, ya que no solo “no tiene sustento”, sino que “violenta los derechos humanos” como la identidad de género, lo cual ha sido reconocido en la Ley de Identidad de Género y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Por ello el Gobierno, “al pretender que los docentes invisibilicemos a nuestros alumnos, o nos invisibilicemos nosotras mismas como docentes, está violando un derecho humano”. Incluso, la medida va en contra de la Ley Antidiscriminatoria de la Ciudad, en la que se establece que “obedecer una norma, no justifica discriminar”.

La ministra Soledad Acuña advirtió que los maestros serán sancionados si no cumplen la medida.

La activista también agrega que además de que la resolución vulnera varios derechos fundamentales, tiene un interés político, ya que la publican “en circunstancias en las que el candidato de extrema derecha Javier Milei, según las encuestas, habría bajado en esa semana su intención de voto”, y, en este sentido, “Juntos por el Cambio sale a tratar de captar este voto de la derecha con consignas de la nueva derecha que niegan la identidad de género”. 

Por ello, la abogada subraya que hay una gran diferencia entre el mensaje que emitió el Gobierno porteño a los medios de comunicación y lo que se establece jurídicamente en la resolución. 

No obstante, esta medida ha generado tanta polémica que diferentes organizaciones LGBT, así como políticos y otros actores civiles, presentaron un amparo ante la justicia para revocar esta decisión y, mientras se define la causa, han solicitado que se suspenda la prohibición, ya que vulnera los derechos humanos.

Esta semana se realizará la segunda audiencia para tratar la medida del Gobierno.

Al respecto, la activista resalta no solo lo impracticable de la medida, sino cómo esta genera repercusiones psicológicas, especialmente en los estudiantes, que, como personas trans, binarias o demás, están en proceso de reconocer su identidad de género y, en muchos casos, no son apoyados por sus familias, por lo cual las escuelas se convierten en un espacio de contención y, con la medida, este espacio desaparece.

“Que en el lugar de contención se diga que ahora no se les puede nombrar, no hablamos más de ustedes; los invisibilizamos, los escondemos, ponemos la tierra debajo de la alfombra (como si fuéramos tierra) y esto es peligroso, esto afecta”, dice la abogada. Por eso subraya: “Hay que ser muy cuidadoso con este tipo de cuestiones”, ya que es “jugar con la salud psíquica de niños, niñas y adolescentes”.

Como docente, Hendrickse, quien claramente no aprueba esta medida, decidió aplicar la objeción de conciencia para, amparada en la justicia, desobedecer esta normativa que va en contra de sus principios, valores y, por supuesto, de sus derechos.

La docente se niega a implementar una medida que va en contra de sus derechos.

Esta medida que tomó la docente está amparada en lo legal y es contrario a lo que la presentadora de televisión Viviana Canosa señaló en el aire en el canal A24, donde refirió que la docente “amenazó al Gobierno de la Ciudad con dar una clase inclusiva pero a la fuerza”. 

Además de afirmar lo anterior, la presentadora usó otras expresiones despectivas contra Hendrickse, razón por la cual interpuso una demanda contra el programa de Viviana Canosa, proceso que actualmente sigue su curso legal y por el cual la abogada espera una indemnización de 4 millones de pesos, pues Canosa colocó a la docente en una estereotipación de género, según detalló ella misma en exclusiva para este diario.

Al respecto, la activista resaltó que la determinación de usar la objeción de conciencia, además de tener varios antecedentes históricos, es una forma “no violenta” de ir en contra de la medida. Esto difiere de lo que la presentadora de televisión quiso señalar al decir que la decisión de la activista era “una amenaza”, pues, como dice la abogada en relación a la comunidad LGBT, “no somos nosotras las violentas, las personas de la diversidad; sino que son violentos quienes violentan la psiquis de nuestros alumnos, quienes violentan la psiquis de la diversidad con este tipo de medidas discriminatorias, excluyentes y derogatorias de nuestra identidad de género”.

Pese al rechazo que el lenguaje inclusivo genera en cierta parte de la sociedad, la abogada asegura que así como su uso no se puede prohibir, tampoco se puede imponer, ya que también sería limitar la libertad y la diversidad, y es la sociedad la que se debe encargar en sí de aceptar o adoptar estas propuestas, lo que ha sido adoptado especialmente por las nuevas generaciones: “Hay que darles libertad a los jóvenes para que elijan qué lenguaje quieren usar”, pues además son expresiones que forman parte de la cultura.

La docente asegura que el lenguaje inclusivo no es algo que se pueda imponer.

 

Qué significa para la comunidad LGBT la aprobación de la ley de respuesta integral al VIH

Mientras el Gobierno de la Ciudad prohibió el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, en el Congreso, el pasado 18 de julio se aprobó la Ley de respuesta integral al VIH, Hepatitis Virales, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual, la cual contó con el apoyo de más de 200 organizaciones y, entre otras cosas, desestigmatiza a las personas con VIH positivo u otras enfermedades de transmisión sexual.

Asimismo, esta iniciativa ampara los derechos laborales de esta población, lo cual es importantísimo. Como refiere la abogada, “protege a las personas que históricamente han sido discriminadas”, ya que estas enfermedades, pese a que pueden presentarse en cualquier persona, son generalmente asociadas a la población LGBT. 

También el proyecto establece la creación de la Comisión Nacional de VIH, Hepatitis Virales, otras ITS y TBC, con el objetivo de monitorear y evaluar las políticas públicas que se implementan en materia de VIH, hepatitis virales, otras ITS y TBC.

Adicionalmente, la iniciativa propone, entre otros ítems, la creación del Observatorio Nacional sobre Estigma y Discriminación, con el cual se busca visibilizar, documentar, disuadir y erradicar las vulneraciones a los derechos humanos de las personas afectadas, según refiere la ley.

Además prohíbe la prueba diagnóstica de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual en los exámenes preocupacionales y exige que, en todos los casos, esos test sean confidenciales y voluntarios.

Por ello, para la activista esta ley “representa una lucha contra la discriminación, en una cultura que a lo largo del tiempo ha sido discriminatoria”, pues, además, con el proyecto se brindará información sobre este tipo de enfermedades y contención a quienes las padezcan.

El proyecto contó con 60 votos a favor.

 

La historia detrás de Cristina Montserrat Hendrickse

Cristina nació en el año 1964, una época marcada por los prejuicios y el catolicismo, donde hablar de otras identidades de género no solo era pecado, sino castigado por la justicia. Aunque nació varón, desde muy pequeña se identificaba con el género femenino, lo que en ese entonces era casi imposible de visibilizar, y además era rechazada por sus padres.

Aunque a sus 58 años asegura que es difícil definirse a sí misma, también reconoce que así como hay cosas que cambian a lo largo del tiempo, hay otras que no, como su identidad de género, la cual de alguna manera ella siempre supo cuál era. No obstante, la época en la que nació no fue la más fácil de todas, pues además le tocó crecer en plena dictadura militar.

Si bien nació en una familia amorosa, sus padres no comprendían que se identificara con otro sexo distinto al que tuvo biológicamente, por lo que incluso le aseguraban que estaba enferma y que tenía que luchar contra esa enfermedad.

Cristina dedicó su vida al derecho.

De esta manera pasó sus primeros años de vida y estudió en el Liceo Militar y luego fue a la escuela naval. Después estudió derecho, pues, como ella misma señala, “gracias a no asumir mi identidad perdí cosas y gané otras”, ya que pudo estudiar en una universidad pública, luego vivir de la docencia y trabajar como abogado (en ese entonces).

En el año 2001 migra a la la provincia de Chubut, donde participó de la lucha antiminera y trabajó con varias comunidades como la mapuche. Luego, se trasladó a Neuquén, donde asesoró a comunidades indígenas también en temas ambientales, donde con su apoyo jurídico siempre obtuvieron resultados positivos.

Como Cristian Carlos Eduardo Hendrickse, nombre que usaba antes de su transición, además de tener varias novias también se casó dos veces y tuvo tres hijas, quienes han sido su apoyo en todo momento.

Su familia le ha brindado un apoyo incondicional.

Si bien tuvo una carrera llena de logros y de momentos significativos como varón, en su corazón siempre hubo una lucha interna, no solo por intentar de aceptar quién era realmente, sino por tratar de aceptar las normas o condiciones que le imponía la sociedad.

Por ello, en el año 2012, cuando se aprueba la Ley de Identidad de Género, Cristina pudo entender que lo que ella sentía hacia su identidad de género no se trataba de una enfermedad, sino de un derecho humano. A partir de ahí se permitió ser ella misma.

Para esa misma época también había fallecido su madre y, como ella misma asegura, “ya había cumplido”, pues no había quien la cuestionara o juzgara acerca de su identidad y se sentía en libertad, por lo que inició quizás la etapa más difícil: reconocerse y aceptar quién era realmente.

“Luego de que fallece mi mamá ya no tenía ninguna deuda afectiva, ni ninguna obligación con quienes me criaron, me educaron y protegieron, y creo que inconscientemente quedé liberada de esa obligación de ser quien no era y de ser quien querían que yo sea, de terminar esa actuación para complacer a los demás, y que había sido el momento de ser yo misma”.

Una vez que lo aceptó, vino la etapa de comunicárselo a su familia y de la transición en sí, lo que mejoró su salud mental, su calidad de vida y, una vez empoderada ella misma, incluso concursó para ser jueza, lo que la convirtió en la primera abogada trans en postularse a este cargo.

Si bien no ganó el puesto, sus sueños no concluyeron ahí, pues gracias a su esfuerzo, disciplina, constancia e inteligencia, hoy es la primera funcionaria judicial trans, ya que va a prestar juramento como Auxiliar Letrada del Tribunal del Trabajo n° 5 de San Martín en los próximos días. Además está segura de que un día también llegará a ser jueza.

Su familia la valora y respeta tal como ella es.

Aunque con mucha modestia refiere que no se considera un referente para la comunidad LGBT, ya que eso es una decisión personal de cada persona, desde su lugar hace todo lo posible “para tratar de eliminar todos los estereotipos discriminatorios hacia las y los integrantes del colectivo travesti”.

Si bien el cambio no ha sido fácil, asegura que encontrarse a sí misma y darse la posibilidad de ser ella misma, es lo que le ha dado la fuerza en los momentos difíciles, pues reconocerse y aceptarse es hoy, para todas las personas, un gran desafío. Y en su caso, visibilizar y aceptar su identidad de género le permitió “volver a vivir”: esto no solo porque atrás quedaron los problemas de salud, sino porque ahora se siente radiante, alegre, viva.

Con su nueva vida, ahora Cristina lucha por alcanzar sus sueños.

Para definirlo mejor, la abogada cita la canción “Vivir”, de Tabaré Cardozo, que dice: “Nadie te tiene qué decir cuál es tu destino, nadie te tiene que decir adónde tenés qué ir, porque nadie conoce el camino”

Por eso ahora, solo trata de ser ella misma y de ser la dueña de su brújula en todos los aspectos de su vida. Y en ese sentido, el mensaje que le deja a la sociedad es que “el discurso de odio mata” pues las palabras tienen poder. Por eso subraya que lo más importante “es no dañar al otro”, sin importar su sexo, raza, color, religión o identidad. Porque, al final, lo que realmente importa es que detrás de cualquier rostro, ideología o vestimenta, hay un ser humano que merece ser respetado y valorado.

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