CON ESTILO

Un clásico para la tarde con un toque gourmet: pastafrola de membrillo de Osvaldo Gross

Es una receta que llegó con la migración italiana de principios del siglo pasado.
lunes, 28 de junio de 2021 · 17:00

Es un clásico de las panaderías, pizzerías y pastelerías argentinas. Sabrosa y fácil de hacer, la pastafrola es una de las primeras propuestas que vienen a la mente en estos días de frío invernal. Y hay una receta, la de Osvaldo Gross, que destaca por la técnica en la elaboración.

Esta tarta que da a conocer el maestro pastelero lleva los siguientes ingredientes: media cucharada de esencia de vainilla, sal, 100 gramos de almidón de maíz, 250 gramos de azúcar, 400 gramos de harina 0000, 2 huevos, 80 gramos de leche, 250 gramos de margarina, 20 gramos de polvo leudante y ralladura de medio limón. Además 50 centímetros cúbicos de Oporto y 400 gramos de dulce de membrillo.

También se puede hacer con relleno de dulce de batata y nueces.  

El primer paso para realizar esta tarta con receta de Osvaldo Gross consiste en mezclar los secos (harina, almidón de maíz, polvo leudante, azúcar y sal), la margarina, esencia de vainilla y ralladura de limón con una procesadora.

Agregar los líquidos como los huevos y la leche y trabajar esta vez con las manos hasta formar una masa. Dejar reposar una hora. Pasado este tiempo, estirar sobre mesada enharinada y colocar sobre un molde de 24 centímetros de diámetro.

Por otro lado, mezclar el dulce de membrillo con el oporto para que quede fácilmente maleable y colocarlo en una manga para distribuir una capa importante sobre la masa ya estirada en el molde. Cubrir con la masa en tiritas cruzadas y pincelar con doradura o almíbar. Y hornear 40 minutos a fuego fuerte.

 

Una muestra de integración

Aunque la historia de la pastafrola se origina en Italia, las distintas corrientes migratorias que ingresaron a nuestro país permitieron que, esta tarta que reversiona Osvaldo Gross, se instale como una delicia tradicional.

Algunos referentes de la pastelería sostienen que la receta era conocida en Venecia donde se hacía tanto con relleno dulce como salado. Fueron los genoveses quienes le incorporaron lo dulce cuando arribó el azúcar desde Siria y Egipto, después del siglo diez. El estilo, por su parte, tiene que ver con las crostatas italianas que llevan frutas frescas, crema pastelera o ricota y están cubiertas con enrejado de masa.

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