Historia de vida
Vida familiar y activismo: el nuevo rumbo de Daniela Cardone, alejada de las cámaras y la polémica
La exmodelo argentina abandonó la escena mediática y se enfocó en su familia.
Gracias a su participación en distintos reality shows, Daniela Cardone logró convertirse en un icono de los noventa. La exmodelo fue la primera ganadora de “Supervivientes” y “La Isla de los Famosos”, dos formatos que fueron un éxito en la televisión española.
Sin embargo, con el transcurso de años, la actriz regresó a la Argentina y se alejó de la escena mediática y los escándalos para enfocarse en su familia. A medida que fue creciendo, se sumó a movimientos animalistas y distintas luchas contra el especismo. Hasta la actualidad, creó el primer santuario animal de Latinoamérica y se transformó en embajadora de la fundación Tekove Mymba.
Respecto a su presente amoroso, en una entrevista con La Nación aseguró que no hay nadie que le guste, ya que todavía no encontró al hombre ideal, es decir, una persona independiente que no la controle. Cardone cree que le va a costar volver a enamorarse, puesto que en este momento de su vida no está dispuesta a renunciar a nada por amor.
De sus relaciones pasadas, Daniela tuvo dos hijos, Brenda Gandini y Rolando Junior. Aunque cuando era famosa no tenía mucho tiempo para cuidarlos, con el transcurso de los años, ambos se convirtieron en una parte importante de su vida.
Fruto de la relación de su primogénita con Gonzalo Heredia, nacieron sus primeros nietos, Alfonsina y Eloy. Cardone ahora es feliz cumpliendo su rol de abuela y asegura que no le preocupa envejecer. “Siempre digo mi edad, no tengo problema. Los años se viven como uno quiere. Notás que el cuerpo cambia, pero estás viva y eso es único”.
Los gatos embalsamados de Daniela Cardone
En 2018, Daniela Cardone generó polémica en los medios de comunicación debido a una decisión que tomó cuando fallecieron sus gatos. La exmodelo los embalsamó y coloca a sus mascotas en su mesita de luz.
Aunque podía cremarlos o enterrarlos, sintió que la mejor manera de despedirlos era someterlos a un proceso de disecación para luego bendecirlos.
