Martín Liberman contó sobre su extraña manía que lo benefició durante la pandemia de coronavirus

Martín Liberman se animó a develar una costumbre que tiene arraigada desde hace varios años y que actualmente encuentra uno de sus fundamentos principales en la pandemia de coronavirus. Orgulloso por considerarse un "adelantado", él comentó de qué se trata y cómo le simplificó los hábitos en medio del virus que obligó a que el mundo se reinventara.

En una entrevista con la revista Paparazzi, el periodista deportivo comentó que hace muchos años decidió prohibir la entrada en su casa con calzados y explicó: “Cuando me fui a Japón en el 96 y 2006, veía como dejan los zapatos incluso en las puertas de los restaurantes”.

Además, Martín recordó otra enfermedad que alertó a la Argentina y que le exigió endurecer su decisión: “En el 2009, en plena gripe A, no conocía bien de qué se trataba y mi hijo Blas nació en plena pandemia. Entonces, a cada uno que venía a mi casa a conocerlo, yo lo recibía con el alcohol en gel en la mano y le pedía que se quitara los zapatos”.

"A partir de ahí, me di cuenta de que es un espanto entrar con los zapatos a la casa. Lo que uno pisa, gérmenes, bacterias, basura, caca, agua podrida de la alcantarilla. Hoy me parece increíble que haya gente que entre con calzados. Me pasa al revés”, afirmó Liberman.

Un buen hábito

El comunicador reconoció en diálogo con el medio gráfico: “En mi casa hace 12 años que sucede. Incluso, ahora le digo a mi mujer '¡Viste que tenía razón!'. Fui un adelantado. Creo que es algo que ahora todo el mundo se dio cuenta de que no se puede entrar a la casa con el calzado de la calle”.

“Mi casa es mi templo, mi lugar sagrado. La basura de la calle tiene que quedar afuera. Igual que hay que cambiarse la ropa que uno trae de la calle, más allá del virus. Uno no puede sentarse en su sillón con esa ropa que trae de afuera. Son manías mías que tienen que ver con la limpieza”, aclaró el influencer.

Finalmente, detalló el protocolo que deben cumplir las visitas que llegan a su hogar: “Al que viene le aviso que es una condición para entrar a mi casa, para que pueda elegir no venir. Y cuando llegan les doy la opción de que entren descalzos, con medias o les ofrezco unas pantuflas que tengo para visitas en el palier privado donde quedan los calzados”.