El Vaticano cambió un tradicional rito del Miércoles de Ceniza

El papa Francisco celebró la tradicional misa del Miércoles de Ceniza que da inicio a la cuaresma según la religión católica. La ceremonia central fue en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, y hubo cambios: la pandemia del coronavirus obligó a suspender el tradicional rito de imposición de ceniza en la frente y se colocó en la cabeza de los feligreses que asistieron. El máximo representante de la Iglesia se refirió al momento que atraviesa el mundo.

La cuaresma es previa a la Semana Santa, tiempo que para los religiosos es de reflexión y recuerda lo que Jesucristo vivió previo a ser crucificado. Desde el Vaticano, Francisco recordó que el mundo pasa por un momento difícil, pero fundamental para “volver a encontrar el camino de regreso a casa para descubrir el vínculo fundamental con Dios”.

En la sede de la Iglesia, el papa recordó que este periodo no es para hacer sacrificios, sino para preguntarse si se están haciendo las cosas bien, si hay aspectos que se pueden mejorar y si es necesario erradicar algunas cosas negativas y dañinas para los cristianos. En medio de la ceremonia explicó que el rito de imposición de ceniza tendría un cambio este año.

Hoy bajamos la cabeza para recibir las cenizas. Cuando acabe la cuaresma nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos.

El Vaticano ya había comunicado a sus representantes alrededor del mundo que la imposición había cambiado y no se tocaría la frente de los fieles que participaran de la misa tradicional. A la ceremonia organizada por Francisco asistió un grupo reducido de personas, respetando los protocolos sanitarios establecidos y con un aforo muy limitado.

Otro cambio derivado de la pandemia es que el papa no hizo la procesión tradicional desde la iglesia romana de San Anselmo hasta la basílica de Santa Sabina, tampoco se realizarán los Ejercicios Espirituales con la Curia romana en las afueras de Roma.