"Cáncer despiadado": Kim Jong Un declara al k-pop como su nuevo enemigo

El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, declaró al mundialmente popular género musical de Corea del Sur k-pop como su enemigo. No solamente lo calificó como un “cáncer despiadado” que corrompe a los jóvenes norcoreanos en la forma en que se visten, se peinan y en cómo hablan y se desenvuelven, sino que advirtió que era una amenaza para el país que dirige.

El k-pop, con sus grupos musicales como embajadores, se propagó por todo el planeta y solamente le faltaba cruzar una única frontera, la más difícil y la que tienen más cerca: la de la hermética Corea del Norte. Poco a poco, los jóvenes norcoreanos comenzaron a consumir la cultura de sus vecinos, pero su gobernante no lo recibió de buena gana. Por el contrario, advirtió que, si su influencia no se controlaba, el país podría derrumbarse “como una pared húmeda”, según informó The New York Times.

“La juventud de Corea del Norte cree que no le debe nada a Kim Jong Un. Por eso debe reafirmar su control ideológico sobre los jóvenes si no quiere perder la base para el futuro del dinástico gobierno de su familia”, afirmó al medio estadounidense Jung Gwang Il, un desertor de Corea del Norte que lidera una red de contrabando de k-pop hacia territorio norcoreano.

Cárcel, trabajo forzado o pena capital

El despótico líder ordenó detener la invasión cultural desde el sur. Ya en diciembre de 2020, comenzó a funcionar una ley que prohíbe la distribución y tenencia de productos culturales del exterior, como libros, películas y música. El castigo para el que hable, cante o escriba “al estilo surcoreano” es de hasta dos años de trabajos forzados, mientras que el que sea atrapado en posesión de estos productos deberá pasar entre 5 y 15 años en prisión. Aquellos que lo distribuyan podrían ser condenados a cadena perpetua o, incluso, la muerte.

Según el medio Daily NK, el mes pasado tres adolescentes fueron enviados a campos de reeducación por supuestamente haberse cortado el pelo como los cantantes surcoreanos. Por este “comportamiento antisocialista”, sus familias también fueron castigadas.