Las microbikinis de la exclusiva marca de Coni Mosqueria, la esposa de Alejandro Fantino

Coni Mosqueira disfruta de su reciente matrimonio con Alejandro Fantino, con quien se tomó una larga luna de miel por diferentes países, entre los que se incluyen Turquía, Egipto, Dubái y otros lugares muy lindos. A su regreso, la modelo retomó las riendas de su negocio, en el que vende prendas de vestir.

Coni Mosqueira compartió en sus redes sociales que su local de ropa, Lena & Co, ofrece grandes descuentos en este final de temporada de verano. La influencer posó en varias publicaciones en las que mostró los distintos conjuntos que tiene, muchos de los cuales marcaron la moda este año. Entre dichos productos se destacan las bikinis y microbikinis, los trajes de baño que fuero furor entre las celebridades del mundo del espectáculo que impusieron la tendencia.

La esposa de Alejandro Fantino tiene un vestidor para todos los gustos, en el que se destacan los siguientes modelos: el clásico negro con tiras finas en el top que se pueden sacar para obtener un mejor bronceado y colores más llamativos, como el verde esmeralda, un azul estridente o el violeta. Los tonos pasteles también tienen lugar en la colección de Coni Mosqueira.

La autocrítica de Alejandro Fantino

En el programa que tiene por streaming, Alejandro Fantino cuestionó el léxico moderno que utilizan muchos periodistas deportivos actuales y realizó una profunda autocrítica: “Ni siquiera es que me expulsó esa profesión. No me da más el cuero para hacerla. Lo reconozco. El periodista deportivo es un periodista que sabe un poco de casi todo. Es completo. Es una profesión que, bien aprendida y bien estudiada, más que una profesión, es un arte. Yo veo muchos colegas míos que no han estudiado y son buenísimos”, comenzó su relato el esposo de Coni Mosqueira.

El relator de fútbol continuó. “No puedo hacer más lo que hacía antes. Viró mi carrera. No me conecta una idea. Lo único que hago es leer sobre cuestiones políticas, de filosofía y de historia. No puedo, no me da. Soy un flaco de 51 años, no soy viejo, no soy mayor, no soy joven, y tengo que adaptar mi forma y mi capacidad de comunicación a lo que puedo hacer”.